domingo, 5 de agosto de 2012

La edad

La mujer de la que alguna vez estuve locamente enamorado me dice que está vieja. Yo le creo, me siento igual. Estoy tan viejo que ya siento nostalgia por cosas insignificantes, eventos y series que no tienen más de una década de antigüedad. Claro, en esta época diez años son una eternidad.

Me siento tan viejo que hasta mi abuela tiene más vitalidad que yo. Ella no se queja tanto de estar cansada como las personas contemponareas a mí. La chica de la que les hablo, por ejemplo, tiene mi edad, pero consecuentemente sufre de los mismos achacos que yo. A veces hasta peores. ¿Qué mierda nos pasa?

Las personas de mi generación somos la clase de gente que odiamos todo, creo. Al menos los individuos de de hoy en día, los nuevos 'jóvenes', son insoportables, en todo el significado de la palabra. El otro día no más salí con la familia a un centro comercial y por un momento me emocioné cuando a lo lejos vi una marea de lo que parecía zombies, seres medio vivos, medio muertos a los que se les puede disparar sin sentir remordimiento alguno. Desesperación sentí cuando al proponerme a romper el cristal de la única tienda de armas de ese mall, vi que todo el tumulto de personas eran adolescentes vestidos cual indigentes, ropa seleccionada con el mero fin de lucir como si no les importase como se ven. Gastan al menos 250 dólares en ropa que diga lo contrario.

¿Acaso estoy tan viejo como para que me moleste lo que los 'jóvenes' de hoy visten? Creo que sí. Incluso cuando voy al cine y me toca escuchar las conversaciones colindantes en la fila, me dan ganas de golpear a las adolescentes que, con 14 años, reniegan de los mil amores que le han 'roto el corazón'. No entiendo los dramas de un quinceañero, al menos que sufra de violaciones y/o abusos constantes en el hogar, la vida de un culicagado no tiene preocupación alguna. Incluso ya no deben preocuparse de estudiar, gracias al gobierno ya nadie se puede quedar de año. ¿Qué carajo sufren?

Yo en realidad me siento como un anciano, como esos amarguetes de los que yo renegaba cuando, a los 14, me pedían que baje el volumen del equipo de sonido. Sí, yo crecí con CD, no Ipods, mi papá nunca me quiso comprar uno. El otro día no más que fui a una feria de tecnología y un culicadago de 12 me tuvo que ilustrar sobre unos nuevos parámetros sobre los que se están programando las 'Cloud'. No sabía como mandarlo a callar, pero necesitaba entender lo que estaba escuchando. Pequeños cabronsitos.

Yo reo que a mi generación le tocó envejecer de golpe. Yo veo a gente de 30 años que es casi tan divertida, o incluso más entretenida, que la mayoría de personas de mi edad. La generación del 70-79 fue la última camada de personas que entendió la cronología del crecimiento y la respeta. Ellos están reproduciéndose, casándose y demás cosas a la edad correcta.

Por lo pronto, yo tengo un amigo que es contemporáneo a mi y al que ya le han rechazado 5 propuestas de matrimonio. Se quiere casar desde los 14. Está loco, pero igual es feliz. Tengo un amigo divorciado, dos casados, tres son padres y otro que no ve la hora de graduarse para 'pedirle la mano' a la que ha sido su enamorada durante los últimos seis años. ¿Qué mierda les pasa?

No quiero hablar de mis amigas mujeres, la mayoría de ellas tiene 23 y 24 pero sienten que ya se quedaron en la percha. No las entiendo pero justifico que se sientan así cuando a la mayoría ya le ha tocado ser madrina de bodas al menos dos veces. Eso y si le sumamos las dos puercas películas de Sex and The City, la desesperación es aún más. Al menos ellas se lamentan por 'hombres de verdad' y no vampiros y hombres lobo como la generación actual. Esa misma generación cuyo sueño es organizar una fiesta a los Proyecto X, mas no graduarse.

Creo que a nosotros nos tocó envejecer más rápido. Cuando yo era menor escuchaba a la gente que en aquel entonces tenía mi edad, aún estar preocupados por idioteces sentimentales y cosas por el estilo. Las personas de mi edad, la mayoría, nos preocupamos porque se nos vence la fecha de pago de la tarjeta de crédito, la llegada tarde de la quincena y la poca remuneración laboral. Uno a los 23 ya siente que fracasó en el trabajo y que está estancado en un pozo de decadencia mal remunerada. Esos son dramas que uno antes solo le escuchaba a los ancianos. Somos unos ancianos.

Estamos tan viejos que ya comemos pizza con cargo de conciencia ya el cuerpo no procesa los carbohidratos de la misma forma. Uno ya tiene panza y la cabrona parece que no se va a ir a ningún lado. Uno ya no toma café por el placer de hacerlo, lo bebe porque está cansado y aún faltan 6 horas de trabajo. A uno ya le emputa prender la radio y escuchar la música de hoy en día.

Solo el día después de hablar con el examor del que les contaba amanecí con un dolor de espalda que ya parecía reumático. Antes podía acostarme en la pose extraña y no me dolí un hueso. Me acosté así de extraño porque cerré los ojos mientras molestaba a mi gato. A parecer el inconsciente y ese estéril instinto paternal que poseo no me dejaron botar a mi gato de la cama. Era un viernes, y los viernes se molesta al gato mientras veo una mala película. Es un ritual. Dormí en la más rara de las posiciones, cuidando que el felino no se despierte. Eso para mi es una noche salvaje. 

2 comentarios:

  1. Jajaja pucha q abuelo el chamo y tiene 23 jajaja

    ResponderEliminar
  2. No estoy sola: alguien de mi edad odia todo igual que yo. Alentador, en una forma paradójica.

    ResponderEliminar