miércoles, 28 de enero de 2015

El crossfit

Debo empezar esta diatriba pecando de hipócrita, diciendo que he practicado y sigo practicado (una variación) del crossfit. Funciona. Uno baja de peso, que es por lo que la gente se pone a practicar esa vaina. Y aún así, esto sigue siendo la cosa más imbécil del mundo. Créame que si yo tuviese el metabolismo de un quinceañero delgado, no tocaría una sola pesa. Pero no, a mi la naturaleza me dio el súper poder de ver frituras y subir de peso.

El crossfit antes se llamaba servicio militar, pero como era gratis y obligatorio, nadie le paraba bola. Tuvo que venir un gringo a re-nombrarlo y cobrar un carajal de plata para practicarlo para que todo aniñado se metiera a hacerlo. Aparentemente, pagar por que te torturen, sin que haya sexo de por medio (que es el fetichismo), es una actividad perfecta y 'entretenida' para todo el mundo. No lo comprendo, y menos entiendo el hecho de que haya gente que asegura que esto es un deporte.

El fútbol es un deporte, la natación es un deporte, la halterofilia es una deporte, incluso el boxeo es un deporte, pero el crossfit es ejercicio. Eso y los crossfiteros son gordos reprimidos, ¿por qué? ¿Cuándo ha visto usted a un atleta de elite (fuera de deportes de combate que son por categoría de peso), hacer dieta? No, no hacen porque ellos en realidad se ejercitan tanto que cada bocado que se ponen en la boca es combustible para su rutina. El crossfitero come sano, pan de lamentar y patacones freídos en aceite de oliva. No me joda, eso no es ser un maldito deportista.

Recuerdo cuando entrenaba judo, con Roberto Ibáñez, como el tipo añoraba la cena, el arroz con menester, con un cerro de arroz y una laguna de menestra; ¿cuándo carajo un 'adicto al Fitness' iba si quiera a imaginar como eso? La respuesta es 'nunca', porque eso comen los deportistas.

Pero para darle crédito a la disciplina, hoy en día hay deportes que han incluido rutinas de crossfit en tu preparación física para variar un poco la monotonía del deporte, porque, 'newsflash', practicar un deporte no es divertido, es agónico, doloroso, fatigante hasta las lágrimas. El crossfitero se divierte haciendo sus vainas, tanto que aún puede tomarse fotos después de hacer sus rutinas, y salir sonriendo. Mucho menos tomarse una foto después de competir. Al atleta de verdad le toman fotos después de nadar, correr o patear balones. 

Que ahora los crossfiteros compitan por ver quien hacer más barras no siginifica que se está 'deportizando' esta actividad, solo que hay más gente con influas de deportista que antes. No solo nos sobraban los corredores de fin de semana y los triatletas mediocres, ahora también tenemos a los crossfiteros.

¿Crees que levantas 280 libras en arranque es una hazaña? El recórd mundial en esta modalidad está en 285 kilos. ¿Crees que eres un buen atleta porque correrá 5 kilómetros en 19 minutos? Los campeones mundiales de 10,000 metros planos hacen 26 minutos en el doble de distancia. ¿Crees que es lindo hacer 'ring dips'? Hay una posición en gimnasia olímpica llamada 'el Jesucristo', googlela y vea lo que un atleta de verdad es capaz de hacer. 

No hay nada de malo en que usted quiera tener una vida activa, eso es admirable. Es jodido, y si, necesario, pero no venga a joder con que ahora su vida gira en torno a una actividad por lo que usted paga por hacer y nadie le paga por hacerla (no como los deportistas de élite). 

Vaya, practique crossfit, baje de peso y póngase el pantalón que tanto no le queda, pero no venga acá en par de meses a meterse en competencias, joder con que es un atleta y decir que lo único que le da sentido a su vida es que lo maltraten en un lugar que tiene de gimnasio lo que una vulcanizadora tiene de taller. 

Porque, admítalo, usted como yo, no disfrutamos de esta vaina, sólo que no queremos volver a sentir vergüenza frente al espejo.

jueves, 8 de enero de 2015

Los fantasmas de Charlie Hebdo

Podríamos hoy afirmar que todas las religiones son malas, y habría decenas y miles que dirían que sí, las religiones son malas. Pero eso es la salida fácil. De hecho yo creo que hay pocas cosas en el mundo tan perversas y manipuladoras como la religión, pero la fe es solo una idea, un concepto que en boca, es un instrumento para cumplir todos los caprichos de un 'líder espiritual' con intereses muy materiales.

No quiero imaginar lo que 'ser musulmán' implica en este momento. La vergüenza que deben sentir de ser vistos como un cromo, una figura inmutable ante el ojo público, ante un continente con una historia de xenofobia que haría que cualquier relato de Stephen King parezca cuento para arrullar niños.

Ahora, bien podríamos tajantemente decir, y con el coraje actual es muy fácil no ver bien las cosas, que lo de Charlie Hebdo es un ataque a la libertad de expresión, porque se supone que el ataque se debe a que los caricaturistas de la revista se mofaban del profeta de su religión, Mahoma, y que por ende todos los musulmanes son unos hijos de puta. Eso es muy fácil y no es así.

Si bien la sátira es necesaria, es una obligación; mofarse de la autoridad nos da la capacidad de hacerla humana y por ende, cuestionarla y encontrarle el lado estúpido a todos esos procesos de poder que hemos aceptado desde el momento que nos involucramos en sociedad. Pero la comedia es complicada, y es difícil porque es muy fácil hacer hincapié en todo eso feo que engloba a un conglomerado especifico de personas.

Yo creo que hay que burlarse de la fe más no del creyente, y es ahí donde, según he estado viendo, los dibujando de Charlie Hebdo, pecaron. Y es muy difícil esto, porque burlarse de la fe de un creyente es ofenderlo, pero una cosa es hablar del Islam, otra de los musulmanes, que en su mayoría han de ser como los católicos: gente que heredó una fe y que cumple con todos los cánones por costumbre. Los de la gazate hablaban de los musulmanes, de sus creencias, de la forma en la que la gente los trata, de segregarlos por ser diferentes. Y eso, sátira o no, está mal.

Y es quizás por esto que algún 'líder espiritual' debe haber maquinado uno de esos ataques, dando como excusa un par de caricaturas. Ahora todos odian a los musulmanes, y ese es el verdadero atentado.

No se puede justificar de ninguna forma el atropello a la vida de unos caricaturistas, mal enfocados o no. No se puede. Y tampoco nos podemos dejar de mofar del poder, religioso o político. Pero hay que ver más allá del odio al estereotipo y a la raza, porque es ahí entonces donde los terroristas habrán ganado.