martes, 30 de septiembre de 2014

10 trucos para parecer inteligente

Mi veterana siempre dice: 'como te ven te tratan'. Tiene algo de razón, y odio admitirlo, porque en realidad no me gusta arreglarme mucho. 

Mi pugna contra el 'estilo' no tiene nada de conceptual, meramente se trata de vagancia. Verse bien requiere de un determinado tiempo que no estoy dispuesto a dar: peinarse, afeitarse (así tenga un esperpento de barba), combinar ropa y usar zapatos de suela. Es la incomodidad. 

Debo parecer un ejecutivo para que me traten como tal, así mi trabajo sea el de tomar fotos. Quizá hable mejor que un legista pero no me gusta adornarme como uno, porque es incómodo. Normalmente la etiqueta, protocolo, es una herramienta de segregación para los que no tienen cerebro. 

Una vez vi un artículo que decía: 'vístete como intelectual'. Lo vi, no quería ni leerlo. Me resultaba asqueroso que alguien haya escrito algo tan burdo, tan vacío. ¿Es mejor parecer inteligente que serlo? 

Hoy por la mañana encontré un artículo: '10 trucos para parecer inteligente', y, por puro morbo, tuve que ojearlo. Porque imagino que hay mucho hijueputa que debe seguir a raja tabla estos tips así como los obesos intentan comer toda la mierda que les dice Men's Health.

¿Qué clase de ser infecto intenta con sus entrañas parecer inteligente? ¿En realidad habrá gente que se trague el cuento? Asumo que sí, porque hay mucho tarado en cargos altos y con el conocimiento de un quinceañero colegial reprobado. La burocracia es el ejemplo vivo: miles de imbéciles con un título que los acredita a poseer conocimientos que no tienen. Malditos. 

Pero en realidad la gente más brillante es la que más cara de lelos tiene: Einstein, por ejemplo, odiaba tener que perder el tiempo pensando que ponerse en las mañanas y tenía 7 pares de camisas y pantalones del mismo color, así simplemente se ponía lo que encontraba y dedicaba su tiempo a cosas brillantes. ¿Qué pensaría él del 'vestirse como intelectual'? 

Si usted es de esos que busca su IQ en exámenes de internet, que le encanta llenar tests de Facebook para ver que personaje de 'Friends' es, que sigue consejos para verse más inteligente en una reunión de trabajo, déjeme decirle que su vida es miserable y que, siguiendo la ley de la que me parió, yo lo voy a tratar tal y como lo veo: como el bobo hijueputa que es. 

lunes, 8 de septiembre de 2014

El impuesto

No he votado. Nunca. Siempre dibujo un pene en la papeleta y, metafóricamente, se lo meto al CNE por el buzón de la democracia. No es un acto de rebeldía, es una reacción al fastidio que el sufragio me produce.

Porque no importa lo que elijas, siempre elegirás mal. Es lo que pasa cuando te toca vivir en una región del mundo en la que las únicas personas que quieren dirigir países, son todos ese hijos de puta que no le dieron suficiente cariño de chiquitos, por lo que crecen con ganas de desquitarse con todo maldito que les haya jodido la vida así sea un poquito.

Y es que cuando no tienes talento para los negocios no te queda otra cosa que ser político. No quiero hace ninguna afirmación, pero a los puestos públicos se entra pobre y se sale rico. Eso aparentemente es magia porque, todo político jura que es honesto. Y la palabra vale.

Entonces un servidor público es lo mismo que David Blane, solo que sin tanto espectáculo. Eso si es que no hablamos del 'Loco que ama'.

Pero para servir al público se necesita plata, y esa plata sale de los impuestos que usted y yo pagamos. El SRI es como ese sombrero que usan los 'magos públicos' para hacer aparecer, de la nada, hospitales, viviendas, edificios y carros 'para servir al público'. Porque movilizarse en transporte público, para el servidor, aparentemente, tampoco es una opción.

Yo no sé de economía y por eso no me voy a poder de tu a tu con el presidente que, de 'superavit' en 'superavit', me va a dejar en ridículo con el parloteo de economista de escritorio. Yo de lo que sí le puedo hablar es de mi malestar al tener que pagarle impuestos para que le pague el sueldo a José Francisco Cevallos, ministro del deporte, y tantos otros servidores públicos que no hacen más que 'hacer magia'. Mi plata me la quiero gastar comprando por Amazon, pero ahora tampoco se puede porque llenaron de impuestos esa vaina.

Bendito entonces el que tiene valija diplomática que hasta coca pueden meter a otros países. Uno que solo se quiere mandar a pedir juguetitos y (oh, sorpresa), implementos para trabajar, es el verdadero enemigo de la industria nacional. Bueno, cuando Nikon abra fábrica en Mompiche, compro Nikon 'made in Ecuador'. Mientras tanto, jódame no más.

El último impuesto es uno que raya en lo absurdo: el impuesto a la comida chatarra, porque, aparentemente hay mucho jueputa comiendo mal y es el 'mágico gobierno' el que viene a destaparle las arterias al Ecuador entero.

Dicen que la plata es para curar a todos los que se van a enfermar comiendo esa mierda, pero, me permito opinar: ya es cuestión de uno si se quiere enfermar o no.

Pero viéndolo desdel otro punto de vista, y valiéndome de los rumores esos de que se necesita gente que pague impuestos porque no hay plata en el país, entiendo que quieran salvar a tanto hijueputa aportador. Se muere un y son una tracalada de impuestos menos. Y eso de que 'es mi vida y yo decido lo que hago con ella' jamás ha servido de argumento acá en el país. ¿O no recuerda que usted está obligado a votar porque sin el papelito ese no puede ni un préstamo hacer?

Ahora votar y comer sano son obligaciones impuestas por el estado. Una vez más comprobando que eso de la democracia es más dañino que una hamburguesa de transnacional gringa.