martes, 22 de julio de 2014

Sabor

Me gusta lamerla, ella sabe rico. Esa estela de sudor mezclado con el hollín del tráfico de la ciudad tiene algo de afrodisiaco.

Me gusta cuando su aroma y sabor se mezclan con el de su perfume, ese lengüetazo amargo que es el del alcohol que se evapora. Me gusta incluso cuando no huele tan rico. Nada grotesco, solo esos deslices que ocurren con nuestro clima.

Me gusta como huele su saliva seca y me gusta a lo que le sabe la boca.

Ella está llena de sabores, y no sé si está consciente de cada uno de ellos; del aroma que se le escapa de entre los muslos, de la esencia que levita sobre su cuerpo.

A veces la muerdo, como caníbal, porque quisiera llevármele un trozo de su totalidad. Ver si es suficiente. Y lo fue. 

martes, 15 de julio de 2014

Adulación

No salgo. Las únicas ocasiones en las que me tomo una cerveza son en las que a mis amigos casados obtienen permiso de sus esposas para salir un rato. Por lo demás me quedo en casa, porque salir es absurdo. No se tiene mayor opción en esta ciudad: si uno no sale a una discoteca, debe ir a una tertulia llena de egos. Ninguna de las dos me resulta placentera.

Antes de que mis amigos tomaran la senda de la vida familiar, salía mucho más. Tomaba mucho más. Pernoctábamos con la mera intención de darle algo de combate al hígado y, porque no, ver si el bingo sexual nos jugaba el número y por ahí alguna bagrera intentaba seducirnos. Eso no pasaba. 

Es así como ahora me quedo casi siempre en casa, leyendo muchas vainas, y esto es poque la última vez que intenté salir, fue a uno de los eventos del Inmundicipio: una especie de gesta cultural en lo que en era una casa a medio caer, no tanto por lo antigua de su estructura sino porque a duras penas los cimientos aguantaban el peso de tanto ego que ahí se posaba. Era atroz. Incluso mis otros amigos cercanos a mi tuvieron en alguna ocasión una pelea con quienes administraban el sitio. No supe bien como fue el asunto, lo único que alcance a entender del conflicto fue que en esa casa mandaba alguien, y las cosas se debían hacer a su voluntad. Por eso nunca más volvieron. 

Y es muy gracioso, porque muchas de las personas que recurrentemente iban a esta casa, que hoy ya está vacía, ahora han realizado un colectivos artístico llamado 'El Último Jueves', y que ayer estuvo en el ojo del huracán una polémica muy boba en la que se vio involucrado un compadre de copas, los 'afectados' y mi ex lugar de trabajo. 

No entendía el porqué de la polémica: se suponía que todo era por un texto de poco más de 2000 caracteres y un poco de opiniones de más. Pero la herida era no por el hecho de que se mencionasen las actividades que en el lugar se realizaban (que de verdad no tenían porque ser mencionadas), sino porque, por primera vez en mucho tiempo, este grupo de gente no era adulada. 

Entiendo lo difícil que debe ser para las personas que les costó conformar este colectivo (porque el esfuerzo no solo es admirable, sino reconocido), no recibir un feedback positivo de su accionar; pero es que no toda respuesta que tengan del público, o en este caso del periodista, debe ser buena. 

Sí, quizás mi compadre se equivocó en formular prejuicios, pero lo cierto es que los prejuicios son buenos, a uno le ahorran el tiempo de conocer a las personas. Así lo creo. 

Es feo para un grupo de personas, acostumbradas a que todo lo que hacen se lo aplaudan, que los vean con malos ojos y se escriba de igual manera, por lo que en realidad creo que la defensa planteada por los mismos poco tienen que ver con defender sus reuniones, y son más cercanas a la especie de berrinche que uno como mimado de su mamá, le hacía a su papá. 

No hay golpe más feo a uno que al ego, y no por eso se debe armar un escándalo en redes sociales por mero hecho de que no te gusta lo que escriben de ti. ¿No se supone que es eso exactamente lo que todos le critican al presidente? Y los que vapulearon este mal texto de mi amigo son los que más lo critican al Primer Mandatario. 

Es solo una opinión. 

jueves, 10 de julio de 2014

Con 74 millones

Pagar impuestos es una mierda, más cuando sabes que esa plata se despilfarra de formas y a un ritmo que darían envidia al mismo 'Patrón del mal'.

Es así como en un país con un déficit de centros de salud nos ponemos a hacer planes para gastar 74 millones de dólares en la remodelación de un estadio. Esa es la actitud que toma la niña más popular del colegio, esa que cuando la gente empieza a dejar de quererla, invita a todo el mundo a comer a su casa, a un banquete para que la adulen como en un principio. Claro, ella no paga, el banquete lo paga papá.

Entonces le llega a uno la duda: ¿Qué se puede hacer con 74 millones de dólares? Pues veamos:

- Se puede comprar 3,700 carros de 20,000 dólares.
- Se pueden pagar 37 millones de almuerzos de 2 dólares.
- Se puede comprar 493 casas de 150.000 dólares
- Se puede le puede pagar un sueldo de 2000 dólares mensuales a casi 3000 médicos.
- Se le pueden pagar 4933 cirugías de 15,000 dólares a pacientes que lo necesitan.
- Se le puede pagar un sueldo de 1,500 dólares a 4,111 maestros de colegio fiscal por un año.
- Se podrían construir 296 laboratorios de computación de 250,000 dólares cada uno.
- Se le podría pagar un pasaje de Metrovía a 500.000 personas por 376 días.
- Se podría pagar un seguro de vida de 100.000 dólares a 740 miembros de la fuerza policial.
- Se podrían comprar cerca de 82.222 Ipads para colegios fiscales que intentan aplicar le bachillerato internacional.
- Se podría becar por 50.000 dólares a 1480 talentos nacionales para estudiar en el exterior.
- Se podría rehabilitar cerca de 7 veces el tramo de ferrocarril Ambato-Latacunga, obra que costó casi 11 millones de dólares.

Hay miles de ejemplos más. Esto es solo para poner en proporción la estupidez que sería remodelar un estadio para que juegue un equipo que no pasa ni a octavos de final en el certamen para que se supone se les pagó, durante 4 años, para que se preparen.

Es absurdo que se haya considerado esto y que no se le haya dado ni siquiera la oportunidad de considerar cualquiera de las otras estupideces mencionada arriba. Pero bueno, esto es Ecuador, y Ecuador a uno lo va dejando sin argumentos.