domingo, 29 de abril de 2012

Caduco

Los premios Billboard Latinos son la vergüenza más grande para nuestra raza. La pena me invade cuando tengo que reconocerle a los extranjeros que hablo el mismo idioma de los reguetoneros que son galardonados durante este certamen. Pero bueno. de todas formas no estoy completamente seguro que hablo el mismo idioma que Pitbull y Dady Yanky (pero los premian en categorías de habla hispana).

Los noticieros resaltan la ceremonia y uno tiene que calarse a Don Omar bailando y balbuceando; los diarios publican fotos de  los estereotipos de "macho latino castigador" y en Twitter me tengo aguantar los tweets de miles de personas que celebran esta vaina. "Dos millones de personas no podemos estar equivocadas", dice una de las cuentas de fans del boriqua.

Esa sensación de respaldo que dan los grupos mayoritarios es reconfortante. Los Nazis estaban seguros de que estaban en la correcto, y si seguimos la lógicas de los fans de Don Omar, lo estaban. Así como Hitler coleccionaba cadáveres de judios, el reguetonero colecciona trofeos, trofeos que le son otorgados por una jurado que asevera que el es un artista de calidad. Ojala, así como con Hitler, la historia se encargue de juzgar a este imbécil.

Pero sin importar tiempo que nos toque vivir, la mayoría siempre "tiene la razón". Incluso nuestro "civilizado" sistema de gobierno se basa en mayorías: la democracia. Si me preguntan, la democracia ya es un sistema caduco. La gente tiene el poder de elegir a alguien que los represente y rija sus vidas, así no serán responsables de sus errores, o ¿no ven como todo el mundo le hecha la culpa al gobierno? "Me botaron del trabajo por quedarme dormido en la ofician. Puto gobierno", es una frase más que común.

Volviendo al punto, la democracia está caduca. La gente en realidad no sabe lo que quiere, jamás lo ha sabido. Absolutamente todos sabemos lo que no queremos, incluso yo sé que no quiero un sistema democrático, tampoco una dictadura, pero no sé que es lo que le haría mejor a la nación.

Lo cierto es que el gobierno "del pueblo para el pueblo" ha demostrado no servir. Darle a las personas la libertad de escoger es darles la oportunidad de equivocarse, en especial en un país dónde, según la ONU, leemos 0.5 libros al año. Somos una población más fácil de ilusionar o engañar que una niña enamorada de 15 años.

Para las masas, ese pensamiento colectivo que se convierte en fanatismo, el mismo que deja de responder a razones lógicas y es más visceral, es mucho más fácil que llevar la contra y quedar marginado. Solo miremos a los fanáticos del Barcelona SC/Emelec que se han venido sacando la madre desde hace décadas y aún no saben porque. Y créame, un partido de fútbol no vale la pena la muerte de los hinchas.

Pero esto no va a cambiar. En realidad la unión hace la fuerza y por ende la mayoría siempre va a impregnar su voluntad sobre las minorías; por eso es que Arjona jamás dejará de ser considerado un gran artista, Michael Bay seguirá haciendo buenas películas y así seguiremos votando por incompetentes elocuentes que se hace llamar a si mismos "demócratas" y/o "presidentes".  

lunes, 23 de abril de 2012

Estudios demuestran

Últimos estudios corroboran que nuestro miedo a que los condones fallen está más que acertado. El látex se compone de microfibrillas que al estirarse dan paso a espermatozoides que, en las condiciones adecuadas, pueden causar un embarazo.

Esta misma universidad demostró que las mujeres que fecundan bebés en circunstancias no deseadas tienen un porcentaje mayor (se habla de 80% - 75%) de cuadro depresivo y tendencias a una vida poco productiva.

Esto me llevó a buscar más: otro análisis corrobora que las mujeres poco productivas laboralmente son las que más rápido ascienden en el mundo profesional, lo dijo una universidad alemana de renombre, y por ende llegan a tener una vida laborar mucho más óptima. Esto se debe a que los hombres a su alrededor trataran de buscar su aprobación e incocientemente ellos se verán siempre a su sombra, menospreciados. Se registra un 65% de estos casos en historias de mujeres exitosas.

Acceder a una vida de "lujos" gracias a los buenos ingresos incide caer en los males de esta generación, esos de los que las universidades estadounidenses tanto investigan. Los buenos ingresos generan dependencia de ciertos objetos, una calidad de vida que se estima como óptima. El 95% de las personas con ingresos superiores al PBI promedio se ven "forzados" mediantes publicidad inductiva a comprar impulsivamente aditamentos que no se necesitan.

Lo revelador de este estudio es que el gasto acelerado de las personas con esta calidad de vida crea un marco depresivo que sería el responsable del 55% de la apatía que sufre la generación actual comprendida entre los 20 - 35 años. La apatía se traduce, según sociólogos, como un método de auto defensa de los jóvenes ante un agresivo mundo que heredaron de las generaciones pasadas, esa que representa el 59% de la población laboral activa. Así es, las personas entre 40 - 65 años poseen más trabajo que los jóvenes.

El fenómeno de falta de oportunidades laborales se da porque, según analistas económicos, la riqueza total del planeta se encuentra concentrada en el 1% de la población mientras el 99% (de estos el 55% son jóvenes), debe conformase con trabajos mal pagados, los mismos que crean ese incidente cuadro de apatía.

Lo cierto es que el más recientes de los estudios demuestra que usted es un imbécil que se cree cualquier cosa que lee en la Internet. Usted y yo leemos los titulares sobre "estudios demuestran" y en seguida asumimos que lo que está ahí es cierto. Nada de lo escrito arriba es verdad pero de ley usted se sintió identificado con algunos de los tópicos tratados y en ningún momento se detuvo a preguntarse cuales eran las universidades, los profesionales, economistas y demás que se citan. No lo culpo, a mi también me pasa.

Así que la próxima vez que usted lea algo en internet, piénselo dos veces. Es solo cuestión de ver como página tras página web la gente se contradice, alucina, nos contagia con ese bichito de la duda y nos vive jodiendo con uno putos estudios que, lo más seguro es, tal y como los citados en este blog, sean producto de la paranoia de su autor (eso también lo demuestra un estudio).

miércoles, 18 de abril de 2012

Segundas impresiones

Cuando vi a Marion Cotillard en "A Good Year" fue la primera vez en mucho tiempo que la idea del matrimonio cursó por mi cabeza. Ella, suspendida en el fotograma, con sus treinta-y-tantos años, con esa luz que le encandilaba su silueta, su cabello negro, sus ojos; bueno, ya me entendieron. No creo que exista heterosexual que se resista a esa imagen.

Pocas veces en la vida uno ve a alguien que causa esa clase de impacto, esas primeras impresiones que no se ustedes, pero hacen sentir una especie de desesperación, una frustración dolorosa comparada solo con las úlceras y la gastritis. La sensación se intensifica cuando descubres la imposibilidad de alguna vez tener a esa persona. Pero aún más jodido estás en el caso que "se te vaya de bola".

Aquí, cuando tienes la oportunidad proximidad, empieza el problema del impacto: uno idealiza a la figura, la ve sin defectos, la ve como a una Marion Cotillard en "A Goog Year", y de ahí todo va en declive. Si tienes el privilegio de acercarte a ese idilio de mujer, a esa imagen de diosa que te hiciste de ella, puede que te vuelvas ateo.

El hecho de causar una excelente impresión trae más problemas que cuando generas una mala. Uno puede que jamás repita los estándares que dejó en ese primer y perfecto encuentro y de ahí solo venga una serie de decepciones, una tras otra, hasta llegar al desencanto.

Por eso es que las segundas impresiones cuentan más. Una mala primera impresión te da una oportunidad de redimirte, usar el ingenio para ver como dar la vuelta al asunto y de ahí en adelante mejorar. A la larga son los gustos adquiridos, esos que se germinan con el pasar de los días o meses, los que perduran y terminan fascinando.

Uno puede frustrase fácilmente viendo a Zooey Deschanel, enamorarse de Rashida Jones, babear por Marion Cotillard o degenerarse pensando en todo lo que le harías a Natalie Portman, pero lo cierto es que después de un rato, las excentricidades de Deschanel ya lo exasperarían y habría que ponerle un tapón en la boca a Jones para dejar de escuchar ese agudo y nasal tono de voz. Natalie Portman jamás dejaría de criticarme (es judía, estudiosa y perfeccionista) y el tufo de aleta francesa de Cotillard mataría incluso a la pasión que Romeo sintió por Julieta. 

domingo, 15 de abril de 2012

El sexo

El sexo debe ser una de la actividades más anti-naturales que existe. No estoy hablando del coito reproductivo, ese es el que cumple la función de mantener poblado el planeta, yo estoy hablando del sexo: deliberado y espontáneo intercambio de fluidos con una o más parejas.

No digo que sea algo malo, de hecho creo que es lo correcto. Logramos sortear los obstáculos de la biología para convertir a esta demandante actividad física en algo placentero. Claro, es placentero siempre y cuando uno recurra a los milagrosos anti y contraconceptivos y no tenga que andar preocupándose por si calculó mal o hizo algo que no debía.

El sexo mueve al mundo, es la necesidad primordial, al menos eso nos han hecho creer, y es fácil creerlo cuando es una actividad que evolucionó de nuestra más básica necesidad (la reproducción) a nuestro más básico deseo (el placer). 

Hemos hecho del sexo una industria (el porno), literatura (el kamasutra), lucrativo negocio (condones, juguetes, anticonceptivos, abortivos, moteles, etc), y en el futuro alguien más descubrirá como lucrar del mismo. Todos gastamos dinero para poder terminar en la cama con alguien. Es normal, no creo que nadie en sus cabales no quiera tener sexo, y si no, no sabe de lo que te está perdiendo.

Pero el sexo logra, con los años, elevarse más allá de su mera calidad de placer. Con el tiempo uno encuentra las formas de destacar de los demás gracias al empeño que se vierta en el acto. Uno crea vínculo con sus parejas luego del encuentro, aunque cabe recalcar que un "palo vago", ese que nace del mero y primitivo deseo del "hambre", es normal y hasta saludable.

El sexo domina nuestras vida, se cola en nuestro pensamiento y contamina de morbo a los maniquíes y todas las formas fálicas. El 'coito' irrumpe en el diario vivir haciéndonos la vida insoportable. Es imposible no pensar en el mismo cuando tenemos al Internet recordándonos 10 mil veces al día que tenemos que agrandarnos el pene y que "cerca de tu ciudad" hay mujeres dispuestas a revolcarse contigo. La publicidad recurre a crearnos inseguridades respecto a nuestra forma y tamaño, a nuestras habilidades y demás comportamientos que corresponden a tu desempeño sexual. Uno termina cayendo víctima de lo incierto, convirtiéndose en una especie de consumidor empedernido sin saber el porque de tu necesidad de tener un carro bonito, un cuerpo de infarto, una casa grande, el último celular, la última cámara, todo para suplir el vacío que te han creado al pensar que tu no eres digno de nadie, que eres mucho más pequeño que el promedio y que eres incapaz de satisfacer a aguien. 

Literalmente, con el sexo nos tiene cogidos por lo huevos,  por eso es que nadie detendrá la industria del intercambio de fluidos. Todos somos víctimas de ella y lo seremos mientras nos evolucionemos lo suficiente para dejar de comportándonos de acuerdo a los que las glándulas endócrinas nos dictan.

Pero lo cierto es que el sexo está sobre valorado. Dejando de lado la calidad del mismo, el hecho de lo bueno o malo que pueda resultar del mismo, no hay que ser un súper humano para tenerlo, cualquier pendejo puede hacerlo, incluso yo.

lunes, 9 de abril de 2012

Los inútiles

Imaginemos la hipotética situación: hay una guerra mundial, un holocausto zombie, una tragedia sin precedentes y el mundo debe descartar a los inútiles.

Los primeros que se irían serían los reporteros de farándula, esos que no cumplen función en la sociedad. Por el mismo camino marcharían los baristas, los fotógrafos de skaters, paisajes y modelos; y los escritores de cuentos para niños. Otros que pagarían el precio de la precariedad de la situación serían los diseñadores de juegos de videos, en especial los que hacen juegos para smartphones.

Descartados serían los deportistas profesionales, los actores y los cantantes, en especial los de baladas y música electrónica. Ya no hay mercado para ninguno de los tres. Los comediantes pude que sobrevivan un poquito más, lo suficiente hasta que el género se sature. Las modelos sobrevivirían a todo esto porque ellas ya están acostumbradas a no comer.

Los programadores de Facebook, los creadores de Google doodles y demás profesiones que hoy parecen un ticket directo para salir de la pobreza, dejarían de ser indispensables. Los curas perderían todo interés en confortar al desvalido porque ya no hay quién les de limosna.

Los chefs gourmets pagarían el precio de no saber cocinar comida para regimientos e, irónicamente, la madrina a la que le renegaba por no saberle ponerle sal a los 10 kilos de arroz sería la cocinera más popular del mundo. Los pasteleros serían vistos como dioses que endulzan a punta de crema pastelera la miserable vida.

Los diseñadores de interiores no servirían de nada, los nutricionistas serían el hazme-reír y los creativos de las agencias de publicidad serían reclutados para fabricar propaganda; irónicamente así descubrirían los líderes mundiales que los creativos sudamericanos pasan copiándole las ideas a los gringos.

En lo hipotético del caso descubriríamos lo mucho que hemos admirado a tantos inútiles. Este escenario  es la única forma en la que la gente vería a las profesiones más básicas, maestros, comunicadores, oficiales del orden público y médicos, como lo que son: las que aún mantienen en pie a este puto mundo.

Quizás solo así los niños entenderían que es mejor saber calcular la fuerza que se debe ejercer para reanimar a un ser querido, que la fuerza necesaria para meter la pelota en el arco de fútbol. 

miércoles, 4 de abril de 2012

Como nos joden

A los hombres nos gusta jugar volley pero más nos gusta ver el volley femenino, especialmente el de playa. No es que uno menosprecie las habilidades de las jugadoras, pero es imposible no disfrutar de sus atléticos y delineados cuerpos en los más diminutos atuendos que el deporte haya conocido. Pero esto se acabó. Antes era obligación jugar en estos atuendos, hoy no. El movimiento olímpico internacional cedió ante la comunidad musulmana, la misma que exigía atuendos "más decentes" a las jugadoras, destruyendo una importante parte de la cultura morboso-deportiva masculina.

Nos jodieron, una vez más nos jodieron. Si bien las religiones se han encargado en gran parte de complicarnos la vida, esta vez se pasaron. Ese ente arcaico en forma de templo, libro y creencia, características esenciales de las religiones más conocidas del mundo, se han encargado de jodernos la existencia hasta el punto de hacernos sentir mal por las cosas que nos gustan.

La religión influye tanto en nuestras vidas que incluso hay feriados en nombre de ellas (en el mundo occidental influyen los feriados católicos). Esta semana comienza la Semana Santa, una fiesta sacra dedicada a homenajear la paliza que le dieron hace 2000 y tantos años a un señor que consideran el salvador de la humanidad. Pero la humanidad sigue igual de jodida así que no entiendo el porque celebrar una tortura sin sentido.

La biblia y sus cuentos de hadas nacieron como una primera forma de control, un primer sistema legal. La religión era lo que se necesitaba cuando aún no había sistema judicial, una forma de atemorizar a las personas para que se porten bien y no se aplasten los unos a los otros. Pero ya pasó, ahora tenemos constitución (buena o mala, la tenemos) y aún así la gente se deja joder la vida por ese librito lleno de cuentos clasistas, machistas, misóginos e intolerantes.

Por la religión la gente deja de tener sexo libremente, ellos lo convirtieron en pecado (y de este tema habrá una entrada aparte); la religión ha hecho creer a las personas que la paternidad/maternidad es un "regalo divino", no una elección responsable que debe ser meditada y corregida si es que "se mete la pata". La religión ha hecho del sufrimiento algo bueno, por eso quedarse inmovil en una cama con un tubo que te da de comer y una sonda que te saca la mierda, es humano, pero la eutanasia en un crimen. La religión tiene fanáticos que creen que es su labor salvar al mundo matando a quien se le interponga en el camino de lo que ellos creen, o si no miren todo lo que se ha hecho en nombre de un tal tipo que viven en el cielo pero que nunca lo hemos visto.

Yo no creo en nada, hace tiempo lo hice pero por suerte ya pasó. Mi abuela, a la que adoro pero discrepamos respecto al tema, alguna vez me contó la historia: "una chica que rezaba todas las noches caminaba por un callejón oscuro en el que habían dos hombres malos. Ella pasó sin que le hicieran nada. Al siguiente día se enteró que después de ella pasó otra chica a la que la asesinaron y violaron. Ella tuvo que ir a identificar a los hombre a donde la policía, y cuando le preguntaron a los 'maleantes' que porque no le habían hecho nada a la primera muchacha dijeron que no se le acercaron porque ella no caminaba sola, caminaba junto a un hombre alto de barba que los intimidó". Imagino que la abuela me quiso dar a entender que era Jesús. No le respondí.

Lo que me perturba es que la gente en realidad piensa así, y más me perturba la idea de que crean en un ser todo poderoso que, pese a ser capaz de detener cualquier crimen, haya presenciado, cual morboso, la violación y asesinato de 'una de sus hijas' y aún así no haya hecho nada. ¿Y todo por no rezar? No me jodan.

El colmo llegó ayer cuando me enteré del asunto del volley. En plena semana santa, mientras los devotos celebran, los borrachos se van a la playa y los curas saborean esos días de apogeo para las limosnas, uno se entera de otra cagada que nos hacen con su arcaico pensamiento.

A mi no me pidan que sea tolerante y respetuoso con las creencias de los demás, no lo haré mientras sus creencias me jodan las cosas que yo disfruto, y peor que le jodan la cabeza a la gente que me importa. Además, ahora me quitaron todo mi interés en el volley.