viernes, 18 de septiembre de 2015

5 kilómetros

Me joden muchas cosas en la vida: que solo haya 2 cajas abiertas en una agencia bancaria con 6 puestos para atender clientes; que un tipo de una tienda prefiera no vender un producto a ir a buscar suelto para dar el vuelto; incluso me jode el hecho de que haya hijos de puta que hagan doble columna para girar, con sus vehículos, en calles de doble sentido. Pero estas son cosas que me joden a mi y a todo el mundo, lo que personalmente me emputa de sobremanera, es ese aire de deportista que ahora le ha nacido a Raimundo y todo el mundo en esta ciudad de mierda.

Todos los fines de semana hay un campeonato de alguna disciplina que no es regulada por ninguna entidad seria y en la que participan un poco de seres llenos de esteriodes, reventados de músculos, y que juran que lo único que hacen es comer sano para tener los cuerpos que tienen: campeonatos de crossfit, 'batallas en las barras' y carreras de obstáculos tan malditos que incluso hace un par de años le costaron la vida a una niña que 'no sabía que hacer ejercicio después de haber salido de la hepatitis' era mala idea.

Pero lo que hace rato ya perdió la gracia son los puercos '5K'. Una carrera que cualquier idiota que pese menos de 200 libras y camine, puede terminar.

'Legiones' de personas se aglutinan, diciendo que a diario entrenan para terminar estas carreras, y lo hacen para complacerse su maldito ego, pero escogen siempre participar 'por una buena causa': los 5K por los niños enfermos, los 5K a favor del feminismo; no falta que llegue un imbécil a proponer 'Los 5K para encontrar a Mayumi', y habrá centenas de imbéciles participando.

Los 5K, una distancia que sirve de calentamiento para los verdaderos atletas pero que representa el pináculo de la grandeza física para quien en su vida trotó al baño; para el oficinista que se engrandece cada que pasa la meta y que recibe una medalla al final de la misma. ¡Noticia! No, no has logrado nada en la vida.

Podrán decirme odiador y todo, y lo soy, pero con justificación de causa.

Cada vez esa tendencia de 'vida sana' se acrecienta en el mundo, haciendo que nos sumerjamos en una burbuja absurda de autosatisfacción en la que nos celebramos los logros más mediocres, conllevándonos a la mediocridad.

Cada vez nos conformamos con menos, con 'dar lo mejor de nosotros', cuando en realidad 'el mejor' solo es uno en cada disciplina. Pero nosotros estamos felices con tan poco.

No importa cuanto nos apasionemos por algo, el hecho debe ser permanecer siempre con los pies en la tierra, entendiendo que si uno hace ejercicio es para que de viejo las articulaciones no se le calcifiquen.

La vida sana es una mentira bien vendida por Nike y por los productos light. Ya lo dijo Bill Munray: 'uno se ejercita para morirse más sano'. Deje de engañarse.

Pero volviendo al punto: los 5K promueven la mediocridad de una nación que de por si ya es mediocre (incluso geográficamente). Yo no digo que deje de correr, solo deje de creer que en realidad está haciendo algo bueno por su vida, superándose, o, mejor aún, que está corriendo para ayudar a alguien, porque no lo hace. ¿Sabe usted acaso cuanto lleva la empresa que organiza una carrera y cuanto se dona a las instituciones que se dice ayudar? No lo sé, pero si estas carreras no fueran negocio, hace mucho ya las habrían dejado de organizar.

Si seguimos celebrando cada carrera de 5K, participando por el mismo motivo por el que un actor de Hollywood se banderea en una alfombra roja, solo seguiremos promoviendo ese asqueroso y mediocre estilo de vida al que cada vez más nos acostumbramos.

No por nada la gente ya no reclama cuando ve una sola ventanilla abierta en un banco repleto de personas; no por nada aceptamos que alguien no nos venda algo por el estúpido hecho de que no tiene para dar el vuelto; no por nada vemos sin preocupación cuando la doble columna de carros se forma en una calle de doble sentido; lo hacemos porque nos hemos acostumbrado a vivir en una miserable mediocridad humana.

Si usted quiere correr, métase a una maratón, 42 kilómetros, ahí los quiero ver.