Kevin Carter tomó en 1993 una perturbadora foto que remeció las conciencias de las personas sobre la problemática del hambre a nivel mundial. Estoy hablando de la gráfica que ganó el premio Pulitzer de fotografía de 1994: era la foto de una pequeña que se arrastra sobre una planicie africana mientras un gallinazo esperaba a que la misma fallezca para poder comérsela. La fotografía tiene poder, tiene responsabilidades que la exceden, y no cualquier idiota que se cuelga una cámara al cuello puede decir que es fotógrafo, no al menos que esté dispuesto a cargar con las responsabilidades que deberá cumplir con la historia.
Pero hoy tenemos Instgram, un programa de filtros fotográficos que satura, desenfoca y embellece las gráficas, un programa que en lo personas me parece una patada a las gónadas. Hoy cualquier idiota con un iphone y este programita, se cree un sensible artista que por tomar fotografías a sus zapatos y a los andróginos y escuálidos de sus amigos, se cree fotógrafo. Déjenme decirles que solo son una tracalada de piltrafas, focas aplaudiendo su ineptitud y enriqueciendo el bolsillo del capital gringo que produce más y más programas para “tunear” fotos. No, se los repito, no son fotógrafos.
Hoy en día cualquier idiota se cree no sólo fotógrafo, sino en la capacidad de hacer cualquier cosa: como tenemos el GPS ahora cualquiera se cree chofer de cooperativas, claro que cuando estrelle el bus porque en realidad no lo supo manejar, se dará a la fuga para no hacerse responsable de los muertos sobre la carretera; cualquier idiota con lentes Wayfarer y camisa de cuadros se cree intelectual; cualquier tarado que ha escuchado toda la discografía de los Beatles se cree en derecho de ser crítico de música; cualquier idiota y drogadicto que sabe tocar la guitarra ya se cree artistas. El mundo está lleno de idiotas que se creen personas: cualquier tarado con un título de cuarto grado universitario (y doctorado honoris causa), no sólo se cree el último gran empresario del país sino que se cree un revolucionario con aspiraciones a presidente de la república. Le digo algo: ni García Márquez ni Steve Jobs tuvieron un puerco cartón universitario.
Con lo último me desvié un poco del tema, pero sigo en la misma línea: hoy los idiotas son más, son mayoría, y como vivimos en un sistema tan caduco y absurdo como la democracia, tienen la razón.
Pero sí, cualquier idiota hoy en día puede ganar protagonismo: ya no hace falta tener talento, solo ser idiota y nosotros celebramos el hecho. Cualquier payaso que haga el ridículo en Youtube, si vive en EE.UU., puede ganar millones y hacerse famoso, cualquier drogodependiente que tuitee estupideces se convierte en tuitstar (y créalo o no, en Colombia y México esta gente gana plata promocionando productos); hoy cualquier boba con ganas de operarse el busto y mostrarlo en TV ya es presentadora de programa de variedades; y en un país como el nuestro, cualquier idiota que se caló 5 años de estudio y un masterado ya es tildado de genio y profesor non-plus-ultra en una universidad de pacotilla, universidades que son incapaces de hacer investigación y aportar con algo de interés al país ni a la humanidad.
Yo no estoy pidiendo profesionalización, la profesionalización con un titulo no solo es burdo sino que inútil, lo que pido es gente comprometida con la realidad y que deje de hacerse fantasías en sus cabeza: no porque andan tomándole fotos a sus amigos con ropa de otros amigos que se creen diseñadores, van a ser fotógrafos profesionales de estudio. Ya quisiera yo que venga Annie Leibovitz a enseñarle a esta gente lo que creatividad es.
Esos seudo fotógrafos son los mismo que el 30 de septiembre del 2010 se escondieron en sus casas, guardaron su cámara bajo llave y rogaron que nada les pase, eso hacian mientras un amigo y compañero, Gerardo Menoscal (responsable también por la foto del policía que lo quemaron durante una protesta de la FEUE en Guayaquil) y yo, respiramos gas pimienta de los policías que se tomaron en el puente de la unidad nacional. A él y a mi se que se nos quisieron arranchar las cámaras por fotografiar uniformados que se llevaban personas que protestaban en su contra. Gerardo es solo el que trabajó a mi lado, pero hubo cientos de verdaderos fotógrafos que recorrieron las calles cuando el 30-S sucedía, eso mientras los demás “fotógrafos” se escondían en sus casa.
Y si, cumpliendo con los cánones de mi generación, la generación de los idiotas, yo también soy un idiota que porque tiene un blog cree poder opinar y más aún, que los demás tiene la obligación de leerlo.
Pero hoy tenemos Instgram, un programa de filtros fotográficos que satura, desenfoca y embellece las gráficas, un programa que en lo personas me parece una patada a las gónadas. Hoy cualquier idiota con un iphone y este programita, se cree un sensible artista que por tomar fotografías a sus zapatos y a los andróginos y escuálidos de sus amigos, se cree fotógrafo. Déjenme decirles que solo son una tracalada de piltrafas, focas aplaudiendo su ineptitud y enriqueciendo el bolsillo del capital gringo que produce más y más programas para “tunear” fotos. No, se los repito, no son fotógrafos.
Hoy en día cualquier idiota se cree no sólo fotógrafo, sino en la capacidad de hacer cualquier cosa: como tenemos el GPS ahora cualquiera se cree chofer de cooperativas, claro que cuando estrelle el bus porque en realidad no lo supo manejar, se dará a la fuga para no hacerse responsable de los muertos sobre la carretera; cualquier idiota con lentes Wayfarer y camisa de cuadros se cree intelectual; cualquier tarado que ha escuchado toda la discografía de los Beatles se cree en derecho de ser crítico de música; cualquier idiota y drogadicto que sabe tocar la guitarra ya se cree artistas. El mundo está lleno de idiotas que se creen personas: cualquier tarado con un título de cuarto grado universitario (y doctorado honoris causa), no sólo se cree el último gran empresario del país sino que se cree un revolucionario con aspiraciones a presidente de la república. Le digo algo: ni García Márquez ni Steve Jobs tuvieron un puerco cartón universitario.
Con lo último me desvié un poco del tema, pero sigo en la misma línea: hoy los idiotas son más, son mayoría, y como vivimos en un sistema tan caduco y absurdo como la democracia, tienen la razón.
Pero sí, cualquier idiota hoy en día puede ganar protagonismo: ya no hace falta tener talento, solo ser idiota y nosotros celebramos el hecho. Cualquier payaso que haga el ridículo en Youtube, si vive en EE.UU., puede ganar millones y hacerse famoso, cualquier drogodependiente que tuitee estupideces se convierte en tuitstar (y créalo o no, en Colombia y México esta gente gana plata promocionando productos); hoy cualquier boba con ganas de operarse el busto y mostrarlo en TV ya es presentadora de programa de variedades; y en un país como el nuestro, cualquier idiota que se caló 5 años de estudio y un masterado ya es tildado de genio y profesor non-plus-ultra en una universidad de pacotilla, universidades que son incapaces de hacer investigación y aportar con algo de interés al país ni a la humanidad.
Yo no estoy pidiendo profesionalización, la profesionalización con un titulo no solo es burdo sino que inútil, lo que pido es gente comprometida con la realidad y que deje de hacerse fantasías en sus cabeza: no porque andan tomándole fotos a sus amigos con ropa de otros amigos que se creen diseñadores, van a ser fotógrafos profesionales de estudio. Ya quisiera yo que venga Annie Leibovitz a enseñarle a esta gente lo que creatividad es.
Esos seudo fotógrafos son los mismo que el 30 de septiembre del 2010 se escondieron en sus casas, guardaron su cámara bajo llave y rogaron que nada les pase, eso hacian mientras un amigo y compañero, Gerardo Menoscal (responsable también por la foto del policía que lo quemaron durante una protesta de la FEUE en Guayaquil) y yo, respiramos gas pimienta de los policías que se tomaron en el puente de la unidad nacional. A él y a mi se que se nos quisieron arranchar las cámaras por fotografiar uniformados que se llevaban personas que protestaban en su contra. Gerardo es solo el que trabajó a mi lado, pero hubo cientos de verdaderos fotógrafos que recorrieron las calles cuando el 30-S sucedía, eso mientras los demás “fotógrafos” se escondían en sus casa.
Y si, cumpliendo con los cánones de mi generación, la generación de los idiotas, yo también soy un idiota que porque tiene un blog cree poder opinar y más aún, que los demás tiene la obligación de leerlo.
whoa! justo estaba pensando en este tema ahorita para bloggearlo me ganaste la idea pero igual lo escribiste mejor q yo #goodwork
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