No sería la primera que un chiste le jode la vida a alguien. Yo creo que Javier Genovez Solano jamás imaginó que el presidente del Ecuador iba a leer su broma y tomársela en serio: "Ave Mashi Rafael, los que te vamos a matar, te saludamos", ni siquiera es un: "maldito, vas a morir". Lo cierto es que Genovez, aparte de ganarse el limón de oro, se ganó una detención policial.
El mismo día, el de la detención, recordé y busque en Internet esa noticia que hace algunos mese leí: a Barack Obama le llegan 30 amenazas (como mínimo), al día; eso significaría que sí él siguiense las doctrinas de nuestro país, 30 personas serían detenidas todos los días. Pero no, y ojo que no estoy diciendo que el servicio secreto de Gringolandia no se tome en serio estas amenazas, pero el presidente al menos no manda a investigar a cada uno de ellos.
La diferencia entre el presi gringo y el nuestro es que el uno está consciente de que una figura pública será siempre objeto de burlas, malos deseos y comparaciones, el otro no, peor, se las toma a pecho, a pesar de pregonar el "infinito amor". Pero ojo, no es solo el presi, el ecuatoriano promedio aún no ha aprendido a burlarse de si mismo y de sus problemas.
El otro días no más, Daniel Sais, maestro y músico argentino que reside en la calurosa perla del pacífico, recibió duras críticas por un comentario que escribió en su cuenta en twitter. Sí, su comentario fue cruel pero gracioso, lo que es la base del humor negro. Yo me reí, no fue así con una señora que trabaja en la televisión que se tomó a pecho el comentario del músico y lo tildó de machista insensible.
De repente llegó a mi mente la luz: es por eso que el humor local es tan precario; es por eso que la fórmula que David Reinoso interpreta en Vivos, formula que para serles sincero ya me tiene las gónadas hinchadas, tiene tanto éxito. Su humor no es un humor reflexivo, es una burla del estereotipo del ecuatoriano, estereotipo que a la final y con la dirección incorrecta, es aplaudido por quienes lo ven.
Estoy seguro de que los show de George Carlin hubiesen sido un fracaso aquí, ¿quién hubiese aguantado que este señor se burle de ellos y les diga en la cara lo estúpidos que son? Lo mismo hubiese sucedido con Lenny Bruce (que de paso tuvo problemas en su propio país por su frontalidad), y ni hablar de Bill Hicks, acá en este puerco pedacito de tierra que llamamos país, nunca hubiese llenado una sala porque nadie está listo para que un hombre les diga en la cara que los no-fumadores son tremendo maricas.
El humor ofende, esa es la clave de la fórmula apelativa para que la gente reaccione; la comedia debe ser un instrumento no sólo de entretenimiento, que es muy válido, si no también de reflexión.
En Ecuador jamás será así porque nadie tiene el valor de reírse de las situaciones más crueles. Ojo, no estoy diciendo que hay que quedar indiferentes ante las mismas, sólo ver el lado más absurdo, reír y reflexionar.
No soy ningún cómico, aunque me encantaría serlo. Hace unas semanas le hice esta confesión a un brillante escritor y amigo que conocí por twitter, le dije que encantaría pararme un escenario a burlarme de las personas. Él y yo reímos porque sabíamos que detrás de ese deseo mío había grandes barreras que cruzar.
Es por eso que yo pienso que la ofensa es al menos aquí en este remedo de país, un cumplido. El otro día escribí en este blog sobre Benedicto y su absurdo drama con Benneton. Un tipo comentó (en el anonimato claro está), que yo era un enano mental. Su ofensa fue un cumplido porque sé que eso era lo mejor que yo iba a sacar de una persona incapaz de verle lo absurdo de las situaciones.
Por eso es que Genovez debe ver a su aprensión como una ovación de pie de un pueblo de 14 millones de habitantes, incluido su mandatario, el mismo que seguirá ofendiéndose cada vez que uno le señale, de forma satírica, las cosas que hace mal.
El mismo día, el de la detención, recordé y busque en Internet esa noticia que hace algunos mese leí: a Barack Obama le llegan 30 amenazas (como mínimo), al día; eso significaría que sí él siguiense las doctrinas de nuestro país, 30 personas serían detenidas todos los días. Pero no, y ojo que no estoy diciendo que el servicio secreto de Gringolandia no se tome en serio estas amenazas, pero el presidente al menos no manda a investigar a cada uno de ellos.
La diferencia entre el presi gringo y el nuestro es que el uno está consciente de que una figura pública será siempre objeto de burlas, malos deseos y comparaciones, el otro no, peor, se las toma a pecho, a pesar de pregonar el "infinito amor". Pero ojo, no es solo el presi, el ecuatoriano promedio aún no ha aprendido a burlarse de si mismo y de sus problemas.
El otro días no más, Daniel Sais, maestro y músico argentino que reside en la calurosa perla del pacífico, recibió duras críticas por un comentario que escribió en su cuenta en twitter. Sí, su comentario fue cruel pero gracioso, lo que es la base del humor negro. Yo me reí, no fue así con una señora que trabaja en la televisión que se tomó a pecho el comentario del músico y lo tildó de machista insensible.
De repente llegó a mi mente la luz: es por eso que el humor local es tan precario; es por eso que la fórmula que David Reinoso interpreta en Vivos, formula que para serles sincero ya me tiene las gónadas hinchadas, tiene tanto éxito. Su humor no es un humor reflexivo, es una burla del estereotipo del ecuatoriano, estereotipo que a la final y con la dirección incorrecta, es aplaudido por quienes lo ven.
Estoy seguro de que los show de George Carlin hubiesen sido un fracaso aquí, ¿quién hubiese aguantado que este señor se burle de ellos y les diga en la cara lo estúpidos que son? Lo mismo hubiese sucedido con Lenny Bruce (que de paso tuvo problemas en su propio país por su frontalidad), y ni hablar de Bill Hicks, acá en este puerco pedacito de tierra que llamamos país, nunca hubiese llenado una sala porque nadie está listo para que un hombre les diga en la cara que los no-fumadores son tremendo maricas.
El humor ofende, esa es la clave de la fórmula apelativa para que la gente reaccione; la comedia debe ser un instrumento no sólo de entretenimiento, que es muy válido, si no también de reflexión.
En Ecuador jamás será así porque nadie tiene el valor de reírse de las situaciones más crueles. Ojo, no estoy diciendo que hay que quedar indiferentes ante las mismas, sólo ver el lado más absurdo, reír y reflexionar.
No soy ningún cómico, aunque me encantaría serlo. Hace unas semanas le hice esta confesión a un brillante escritor y amigo que conocí por twitter, le dije que encantaría pararme un escenario a burlarme de las personas. Él y yo reímos porque sabíamos que detrás de ese deseo mío había grandes barreras que cruzar.
Es por eso que yo pienso que la ofensa es al menos aquí en este remedo de país, un cumplido. El otro día escribí en este blog sobre Benedicto y su absurdo drama con Benneton. Un tipo comentó (en el anonimato claro está), que yo era un enano mental. Su ofensa fue un cumplido porque sé que eso era lo mejor que yo iba a sacar de una persona incapaz de verle lo absurdo de las situaciones.
Por eso es que Genovez debe ver a su aprensión como una ovación de pie de un pueblo de 14 millones de habitantes, incluido su mandatario, el mismo que seguirá ofendiéndose cada vez que uno le señale, de forma satírica, las cosas que hace mal.
muy de acuerdo, lamento no seguirte desde antes, pero es muy cierto, lo triste es eso no aprender a reírse con los limites que de hecho tendrán situaciones de las cuales si no seria ni cerca humor negro el reírse, pero incluso después de un tiempo hacerlo te hace incluso superarlo.
ResponderEliminarbuen día