domingo, 6 de mayo de 2012

No se acepte

El problema de querer imitar los rasgos, características y modo de vida de las personas que secretamente envidiamos es correr el peligro de caer en la ridiculez. Imitar es un acto desesperado de lucir, expresarse y generar el mismo encanto que nuestros ídolos causan en las personas, pero lo más seguro es que lo único que provoques en los demás sea risa.

Hay quienes han hecho de la imitación un modo de vida: Julio Savala ha realizado una misma rutina desde hace décadas, resaltando los rasgos más absurdos, más hilarantes de cada celebridad del momento, generando risas en un público ignorante. Pero él, Savala, imita con el fin de burlarse más no con la meta de absorber esos rasgos de las estrellas de Hollywood y así parecerse más a ellos.

Por ejemplo: no importa que producto de cuidado para el cabello me coloque, jamás podré lucir el peinado de Adam Levine. Las dos veces que he intentado lucir la cabellera del vocalista, después de peinarme, me miré al espejo y parecía un puercoespin asustado. Nunca más lo volví a intentar.

Yo de verdad creo que no es nuestra culpa (el querer lucir de tal o cual forma) en especial cuando desde adolescentes nuestras compañeras de estudios andan baborreando por cantantes, actores y deportistas a los que jamás nos pareceremos. Uno quiere generar en ellas ese tipo de atención, pero lo cierto es que sin importar cuantos días no me bañe jamás luciré como Johnny Depp (uno de las celebridades por las que mis compañeras suspiraban).

Es por eso que en plena edad del burro, con acné en el rostro y aún tratando de averiguar cual es el desodorante que mejor le sentaba a mi cambiante organismo, compré mi primera Men´s Health (el decálogo del hombre inseguro) intentando encontrar en sus páginas la fórmula secreta, la pócima mágica que me convierta de la noche a la mañana en una especie de adonis celestial ante los ojos mis contemporáneas adolescentes. Jamás encontré la fórmula, solo una serie de consejos alimenticios y ejercicios repetidos que nunca pude hacer.

Uno espera que con el pasar de los años las mujeres se vayan sensibilizando con respecto a los que estamos a su alrededor y disminuyan los halagos hacia las estrellas de cine, apagando así nuestras ansias de lucir como uno de ellos, pero no. Con los años los halagos de las féminas se convierten en expresiones morbosas y "cachondas" que hacen que uno con más desesperación quiere parecerse a esos tipos.

Un día vas al cine a ver Thor con un grupo de amigos y amigas con la esperanza de disfrutar una buena película acerca de comics y sales amargado por los suspiros y babeos que Chris Hemsworth sin camiseta generó en todas las mujeres. Sí, fue una buena película, pero después de un rato se te olvida y empiezas a darle vueltas en la cabeza para ver como carajo hacer para lucir así.

Por ahí alguien dicen "hay que aceptarse como uno es", apelando a la resignación, pero no, uno no debe aceptarse como es, en especial si se es gordo, enano, apestoso o feo, porque al poseer estas características nadie lo va a tomar en cuenta, y, acéptelo, usted lo único que quiere es que generar admiración.

Usted y yo que nacimos con un físico y pinta promedio, tuvimos que aprender a desenvolvernos en el mundo reproductivo de formas diferentes. Uno tiene que aprender a tener cierta gracia para que la gente lo tome en cuenta, hacerle olvidar a las señorita que uno es la clase de hombre que solo se ve bien con la camiseta puesta y hacerla reir para que se olvide de la nariz de gárgola que uno tiene. O ¿por que cree que Jerry Seinfled se dedicó a la comedia?

De vez en cuando hay casos como el de mi hermano, un tipo que nació con la pinta de actor de cine y que tiene un club de fans en cada país en donde ha ido a competir. Él no ha tenido que sortear las peripecias que el 99% de nosotros hemos atravesado a la hora de conquistar a una señorita. Uno sudó la gota gorda intentando llamar la atención de alguien que le gustó y que solo tenía ojos para Huge Jackman. Así fue como me tocó aprender a escribir (mi "talento), la única gracia que logré desrrollar para sentirme útil y tratar de llamar la atención (en una época en la que nadie lee).

Con esa inseguridad a flor de piel, uno recorre la vida y los pasillos de un supermercado nacional y busca un material de lectura para el aburrido momento de la selección de alimentos para la canasta básica. En las perchas del abasto uno encuentra una Men´s Health con la foto de Chris Hemsworth en la portada, evocando nuevamente el coraje generado en la sala de cine. "Tips para lucir como la estrella de Thor", dice la gazeta prometiendo que al comprarla encontrarás la forma de verte como el australiano, pero no, yo les tengo el verídico tip para lograrlo. El único y verdadero secreto para lucir como Thor es: vuelve a nacer, cabrón. 

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