A las reuniones llego temprano porque no me gusta saludar a la gente. También me voy sin avisar y así no tengo que despedirme de nadie. No me gusta dedicarle un segundo de mi vida a cada persona por cumplir un protocolo social. No, no me gusta, especialmente porque un simpe "buenas", como saludo, sirve de igual forma para hacerle notar a un conglomerado de gente, conocidos o desconocidos, que estoy presente. Y es que el saludo no es más que eso, una forma que creamos los seres menos importantes para que la gente se de cuenta que llegamos a un lugar. A la gente importante la saludan, los demás mortales saludamos.
Saludar es "tener buenos modales", y a los modales yo los veo como una forma de sometimiento: quien conoce de modales puede renegar de quien no los sabe y por ende llamarlo inculto. Ofendido, el "inculto" se siente inferior y así el conocedor de los protocolos se vuelve alguien superior. ¿Absurdo? Quizás, pero piénselo ¿a caso sus padres no desarrollaron toda un aura de superioridad ante usted cuando le jalaban los pelos por poner los codos sobre la mesa?
En realidad los modales no cumplen una función primordial en la existencia: alimentarse con cuchara, tenedor o con las manos no cambia el hecho de que uno se está alimentado (eso si, lávate las manos antes de comer con ellas, sino te cae salmonelosis). Decir "salud" después de un estornudo, por más buena intención que se tenga, no mejorará tu salud o tampoco evitará que hayas regado un virus a todos los presentes durante "el exabrupto". A nosotros nos atormentan con los modales, nos obligan a tenerlos, a saber que hacer en tal o cual ocasión: que si abrirle la puerta a una dama, como si ella no pudiese abrirla por si sola. Ojo que no digo que este mal hacerlo, yo lo hago (lo de abrir las puertas), pero solo le veo lo incoherente y sexista al asunto.
En realidad uno no quiere cederle el puesto a un mayor en un lugar abarrotado, si me senté es porque quería estar cómodo y al darle el sitio a alguien que no conozco, voy a pasar incómodo. Yo no quiero darle la chompa a una amiga solo porque hace frío, si la tengo puesta es porque también se me están helando los huesos; además no es mi culpa que ella haya dejado su abrigo en casa. Tampoco quiero esperar a que todos tengan el plato en la mesa para empezar a comer, si me senté en el comedor es porque ya tengo hambre y quiero almorzar. No quiero hacer nada de esto, pero a veces lo hago.
Lo curioso está en la incomodidad que generamos al no cumplir los protocolos: la gente se asquea cuando ve a alguien comiendo con la boca abierta y siente repudio ante quien no le da el asiento a una anciana en la Metrovía, porque a la larga hacerlo significa que no nos interesan los demás. El protocolo social es la forma que nos inculcaron para obligarnos a que nos importen las personas, y viceversa.
Los modales son absurdos, antinaturales, van en contra de todo impulso, nos limitan como individuos y nos amoldan al colectivo; nos fomentan a "ser parte de la sociedad". Pero hay que ser sinceros, no siempre nos nace ser decente con todas las personas, en especial cuando parte del protocolo reside en tener que saludar a un familiar que no soportas o limitarte en las respuestas ante alguien a quien quieres mandar a la mierda. Los modales nos obligaron a que dejemos de solucionar las cosas a golpes y bueno, ustedes ven la calidad de personas e hipócritas que tenemos ahora.
Yo la verdad e intentado desprenderme de todo protocolo y solo me comporto "como la gente" con las personas que se merecen mi respeto, como mi señora madre, mi veterano y una que otra persona a las que estimo. Al hacer esto me siento más sincero, más libre, más frontal, me siento más un individuo y quizás un poquito más independiente.
Bueno en realidad solo me comporto como un completo idiota (porque así me han llegado a catalogar) con los miembros de mi mismo género, al fin y al cabo, a las señoritas aún les gusta que uno tenga uno que otro modal. Y créame, nosotros solo nos comportamos bien ante ustedes damas porque no queremos pasar solos toda la vida.
Saludar es "tener buenos modales", y a los modales yo los veo como una forma de sometimiento: quien conoce de modales puede renegar de quien no los sabe y por ende llamarlo inculto. Ofendido, el "inculto" se siente inferior y así el conocedor de los protocolos se vuelve alguien superior. ¿Absurdo? Quizás, pero piénselo ¿a caso sus padres no desarrollaron toda un aura de superioridad ante usted cuando le jalaban los pelos por poner los codos sobre la mesa?
En realidad los modales no cumplen una función primordial en la existencia: alimentarse con cuchara, tenedor o con las manos no cambia el hecho de que uno se está alimentado (eso si, lávate las manos antes de comer con ellas, sino te cae salmonelosis). Decir "salud" después de un estornudo, por más buena intención que se tenga, no mejorará tu salud o tampoco evitará que hayas regado un virus a todos los presentes durante "el exabrupto". A nosotros nos atormentan con los modales, nos obligan a tenerlos, a saber que hacer en tal o cual ocasión: que si abrirle la puerta a una dama, como si ella no pudiese abrirla por si sola. Ojo que no digo que este mal hacerlo, yo lo hago (lo de abrir las puertas), pero solo le veo lo incoherente y sexista al asunto.
En realidad uno no quiere cederle el puesto a un mayor en un lugar abarrotado, si me senté es porque quería estar cómodo y al darle el sitio a alguien que no conozco, voy a pasar incómodo. Yo no quiero darle la chompa a una amiga solo porque hace frío, si la tengo puesta es porque también se me están helando los huesos; además no es mi culpa que ella haya dejado su abrigo en casa. Tampoco quiero esperar a que todos tengan el plato en la mesa para empezar a comer, si me senté en el comedor es porque ya tengo hambre y quiero almorzar. No quiero hacer nada de esto, pero a veces lo hago.
Lo curioso está en la incomodidad que generamos al no cumplir los protocolos: la gente se asquea cuando ve a alguien comiendo con la boca abierta y siente repudio ante quien no le da el asiento a una anciana en la Metrovía, porque a la larga hacerlo significa que no nos interesan los demás. El protocolo social es la forma que nos inculcaron para obligarnos a que nos importen las personas, y viceversa.
Los modales son absurdos, antinaturales, van en contra de todo impulso, nos limitan como individuos y nos amoldan al colectivo; nos fomentan a "ser parte de la sociedad". Pero hay que ser sinceros, no siempre nos nace ser decente con todas las personas, en especial cuando parte del protocolo reside en tener que saludar a un familiar que no soportas o limitarte en las respuestas ante alguien a quien quieres mandar a la mierda. Los modales nos obligaron a que dejemos de solucionar las cosas a golpes y bueno, ustedes ven la calidad de personas e hipócritas que tenemos ahora.
Yo la verdad e intentado desprenderme de todo protocolo y solo me comporto "como la gente" con las personas que se merecen mi respeto, como mi señora madre, mi veterano y una que otra persona a las que estimo. Al hacer esto me siento más sincero, más libre, más frontal, me siento más un individuo y quizás un poquito más independiente.
Bueno en realidad solo me comporto como un completo idiota (porque así me han llegado a catalogar) con los miembros de mi mismo género, al fin y al cabo, a las señoritas aún les gusta que uno tenga uno que otro modal. Y créame, nosotros solo nos comportamos bien ante ustedes damas porque no queremos pasar solos toda la vida.
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