viernes, 28 de marzo de 2014

Nuestras playas

El último gran conflicto del Ecuador fue con el ahora país hermano del Perú. Nuestros libros de historia dicen que vencimos y fuimos valientes, y lo mismo dicen los textos históricos del país que limita al sur del Ecuador. Igual, Jamil Mahuad acabó con el conflicto cediendo una enorme parte del territorio nacional, apenas hace 16 años. Toda esa selva se fue, se largó, y con ello la cualidad amazónica de nuestro territorio, tanto así que incluso hubo una discusión sobre ¿por qué llamar a este territorio Amazonía si el río ya no cruza por el país? Igual se sigue denominando igual que antes del conflicto. Todo esa 'maravilla natural' ahora tiene otra bandera.

Pero que perdamos territorio no significa nada. Es más, la idea de país me resulta muy absurda. Eso de límites territoriales y demás, esos de los que un par de hijos de puta se apropiaron hace más de 200 años, me resulta cómico. 

Primero ¿qué es un país? Según me enseñaron, país es el conglomerado de personas que conforman una comunidad, y esa comunidad se adueña de un territorio de la tierra para llamarlo suyo, su hogar. Nosotros, los ecuatorianos, lo que me tocó ser porque mi mamá me parió aquí, tuvimos 'la suerte' de poseer uno de los territorios más bio-diversos del planeta. Y eso en realidad, si a usted lo sorprende, está mal de la cabeza. ¿Por qué? Porque usted no tuvo que mover un dedo para conseguirlo. Y en eso no hay mérito. 

Ayer reventó una campaña del Ministerio de Turismo nacional: #AllYouNeedIsEcuador, y para que, están vendiendo bien al país. Tomas instagramizadas, paisajes de ensueño, selva, costa, sierra y región insular, un paraíso visual. Pero cuando las hormonas viajeras se te bajan, cuando entiendes que ese país que te están vendiendo es el mismo que te saca la cabeza en impuestos, el mismo que tiene una de las tazas de embarazos juveniles más altas de la región, la misma nación en la que los ministros se comen los cheques porque los encuentran 'con las manos en la masa', y el mismo territorio nacional que no tiene un ejército equipado para defender a su población, solo ahí te das cuenta que Vinicio Alvarado (Ministro de turismo y quien asumo estuvo detrás de la campaña), está replicando lo que yo llamo: 'La fórmula Burguer King'. 

Uno cuando va a comer a Burguer King ve en el menú la más hermosa hamburguesa que jamás haya visto: lechuga colocada por lo dioses sobre un pedazo de jugosa carne adornada con un tomate más rojo que la sangre de una virgen, y todo colocado cual verson en poema sobre dos tajadas de un pan dorado en lo hornos de la panadería celestial. Solo cuando la orden te llega a la mesa te das cuenta del esperpento que has ordenado. Ecuador es esa hamburguesa. 

Pero Ecuador, como la hamburguesa, no sabe mal. Al menos no del todo. 'Nuestras playas son las mejores del mundo. Lo dicen los alemanes', uno escucha y, si le falta cerebro, saca pecho mientras dice: 'son las playas del Ecuador'. Pero esas playas estuvieron ahí siempre, o al menos estarán hasta que se contamienen tal y cual sucedió con Salinas. Pero usted jamás se esforzó por conseguirlas. 

Esto no es lo mismo que sucede con las maravillas de la ingeniería: mire no más las Torres Gemelas, el World Trade Center de Nueva York. Edificios erguidos a punta de esfuerzo humano y conocimiento de ingeniería, de diseño industrial, de arquitectura, todo un logro de la humanidad y del sistema educativo de los gringos. Estos monumentos al conocimiento estuvieron erguidos hasta el 2001, cuando el fanatismo de un par de musulmanes, amantes de un país decadente, logró tumbarlas. Aunque hay quienes dicen que es una conspiración del gobierno de EEUU. Yo me quedo con lo primero. 

En Ecuador no tenemos edificios imponentes porque no hay mentes capaces de imaginarlos. No hay logros de la ingeniería y no, la represa de Paute no cuenta. Y esto es porque en material humano somos un fiasco. Una nación que carece de material humano debe vociferar de su patrimonio natural. Es la única forma de sentir orgullo por un ideal de país de que se debe tener verguenza. 

Hay que detener ese pensamiento de 'orgullo nacional'. Hay que abrazar y apoyar a la calidad, no hay que apoyar a algo tan solo porque está hecho bajo el tricolor patrio. Eso es imbécil. Por eso es que la calidad de nuestra industria es tan baja, porque es pro de 'es que fue hecho por ecuatorianos', no lo criticamos y dejamos que sigan produciendo cosas mediocres. Si es algo bueno y producido en el país, apoyémoslo, si es malo, a mandarlo a la mierda. 

Todo esto responde a la idea de un gobierno que a punta de propaganda nos quiere meter la idea de que Ecuador es lo mejor que hay, y no es así. Nuestra gente es inculta, nuestras empresas son mediocres, nuestros deportistas (con excepciones contadas) son pésimos, y ni hablemos de nuestra educación, que da pena. El primer paso para cambiar al país es reconocer que estamos mal, avergonzarnos de los mismo y cambiar, no decir 'All you need is Ecuador' y pintarnos un país de ensueño que no existe. 

Vaya y conozca 'las maravillas' del Ecuador, todas 'maravillas' que en el hipotético caso de que a Perú, o a Brasil, o al mismo EEUU, se les pare el culo y nos vengan a invadir, cambiarían de bandera. Si los gringos quisieran nos mandan un ejército a las Galápagos, la declaran islas del país del norte y listo, no más 'islas encantadas ecuatorianas'. Deje de sacar pecho por algo que no es suyo, y ¿sabe cómo lo sé? Usted en su casa, de su propiedad, puede andar desnudo. Haga lo mismo en esas playas que tanto dice amar para ver como se lo llevan preso. Porque usted no es dueño ni gestor de nada de eso, así que deje de sacar pecho. Troglodita. 

Mientras sigamos pensando que el Ecuador es país hermoso porque tenemos playas de ensueño, seguiremos siendo una nación del tercer mundo que se reparte las riquezas entre gobiernos de turno. No sienta orgullo del país, avergûencece. Es el primer paso para cambiarlo.  

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