Ávidos sodomitas, trogloditas en potencia, hijos de una generación cuyo modelo a seguir era Johnny Bravos. Me considero a mi mismo un joven aún porque estoy a meses de cumplir un cuarto de siglo y me arriesgo a cometer errores porque, gracias al cálculo matemático y la paranoia, no he embarazado a nadie.
Etapa de la vida menos asquerosa que la infancia pero en la que uno se endeuda para toda la adultez: la juventud no es una flor, es una mala hierva nutrida de desgano, pereza y estudio obligatorio; una noche gigantesca que se vive de resaca en resaca, malos ratos y, para los que tuvieron la mala suerte, siendo padres antes de tiempo.
Tiempo de las erecciones involuntarias, de los arrebatos amorosos, del empoderamiento ideológico al que se renunciará 5 años después cuando se tenga trabajo. Joven, usted es un imbecil, somos unos imbéciles con influas de adulto y todo porque ganamos un sueldo pero no pagamos servicios básico porque aún somos una chinche de la canasta familiar de nuestros padres. A mi esto último me da vergüenza y eso que no hay mucho que me ruborice.
La juventud, la etapa plena de la vida siempre y cuando se tenga dinero y suficientes neuronas para sobrevivir a cada borrachera. Los que se drogan usan esta etapa de la vida para meterse cada fármaco que encuentren porque en la adultez deberán exorcisarlos y convertirse en devotos de alguna religión de moda.
En el pináculo de nuestra condición física desperdiciamos el bienestar de sobra consumiendo todo lo que nos pueda hacer daño porque, como lo dicen los científicos, las sinápsis de nuestro cerebro no están del todo completas y somos propensos a tomar decisiones malas. No por esto venga usted a justificar cada bagre que se ha comido.
Juventud, etapa de la vida en la que sampará y le saparán cuanto pene se tope en el camino, todo en nombre de un sistema endocrino alborotado; años de su existencia en lo que sucumbirá a toda tentación en nombre de la experiencia, tiempo hacer todo lo que usted le pedirá a sus hijos que no hagan.
¿Qué mierda es la juventud sino la antesala de la adultez? Uno intentará convencerse de que quiere vivir por siempre en ese miserable instante de la eternidad en el que a usted le tocó pasar sus años 20, pero descubrirá que no es así. Que vale la pena dejar toda esa mierda detrás.
Deje de considerarse a si mismo una persona madura, alguien que está encaminado por el camino correcto de la vida y tan solo porque estudia una carrera por la que en un par de años le pagarán muy mal. Deje de considerarse a si mismo como un galán irresistible porque un par de bagreras le han dejado mantener coito por un par de ocasiones. Deje de vivir en dramas idiotas de romances celópatas y dedíquese a nutrir su conocimiento y hacer fortuna, que es lo único que vale.
La juventud puede ser hermosa si es que usted abandona ese complejo de Johnny Bravo y se dedica a dejar de pensar con los huevos (o los ovarios, en caso de las mujeres).
Y bueno, sí, está bien que piense que esta es la etapa para cometer errores, porque lo es, y usted lo llamará experiencia. Pero si de los errores se aprende, no aprendas demasiado.
Etapa de la vida menos asquerosa que la infancia pero en la que uno se endeuda para toda la adultez: la juventud no es una flor, es una mala hierva nutrida de desgano, pereza y estudio obligatorio; una noche gigantesca que se vive de resaca en resaca, malos ratos y, para los que tuvieron la mala suerte, siendo padres antes de tiempo.
Tiempo de las erecciones involuntarias, de los arrebatos amorosos, del empoderamiento ideológico al que se renunciará 5 años después cuando se tenga trabajo. Joven, usted es un imbecil, somos unos imbéciles con influas de adulto y todo porque ganamos un sueldo pero no pagamos servicios básico porque aún somos una chinche de la canasta familiar de nuestros padres. A mi esto último me da vergüenza y eso que no hay mucho que me ruborice.
La juventud, la etapa plena de la vida siempre y cuando se tenga dinero y suficientes neuronas para sobrevivir a cada borrachera. Los que se drogan usan esta etapa de la vida para meterse cada fármaco que encuentren porque en la adultez deberán exorcisarlos y convertirse en devotos de alguna religión de moda.
En el pináculo de nuestra condición física desperdiciamos el bienestar de sobra consumiendo todo lo que nos pueda hacer daño porque, como lo dicen los científicos, las sinápsis de nuestro cerebro no están del todo completas y somos propensos a tomar decisiones malas. No por esto venga usted a justificar cada bagre que se ha comido.
Juventud, etapa de la vida en la que sampará y le saparán cuanto pene se tope en el camino, todo en nombre de un sistema endocrino alborotado; años de su existencia en lo que sucumbirá a toda tentación en nombre de la experiencia, tiempo hacer todo lo que usted le pedirá a sus hijos que no hagan.
¿Qué mierda es la juventud sino la antesala de la adultez? Uno intentará convencerse de que quiere vivir por siempre en ese miserable instante de la eternidad en el que a usted le tocó pasar sus años 20, pero descubrirá que no es así. Que vale la pena dejar toda esa mierda detrás.
Deje de considerarse a si mismo una persona madura, alguien que está encaminado por el camino correcto de la vida y tan solo porque estudia una carrera por la que en un par de años le pagarán muy mal. Deje de considerarse a si mismo como un galán irresistible porque un par de bagreras le han dejado mantener coito por un par de ocasiones. Deje de vivir en dramas idiotas de romances celópatas y dedíquese a nutrir su conocimiento y hacer fortuna, que es lo único que vale.
La juventud puede ser hermosa si es que usted abandona ese complejo de Johnny Bravo y se dedica a dejar de pensar con los huevos (o los ovarios, en caso de las mujeres).
Y bueno, sí, está bien que piense que esta es la etapa para cometer errores, porque lo es, y usted lo llamará experiencia. Pero si de los errores se aprende, no aprendas demasiado.
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