lunes, 10 de febrero de 2014

Cómodo

Lo mejor de mi vida, además de poder comprarme una cerveza helada un viernes por la noche, es que cuando tengo calor puedo prender el acondicionar de aire y taparme si hace frío.

Tengo un carro a mi disposición y lo manejo cuando me da la gana (y mientras no se acabe la gasolina); tengo una casa donde dormir y una familia que me aguanta; tengo decenas de formas de comunicación y hasta tiempo para jugar lo que me gusta.

Trabajo por mi cuenta y gano mi dinero, tengo mis deudas y pago con retrasos, pero pago. Tengo al internet para enterarme del mundo, y televisión para adormecer los sentidos; tengo la posibilidad de comprarme un dulce cuando me de la puta gana.

Mi vida es cómoda y es una maldición. No altero nada ni me atrevo a mover un pelo para cambiar el status quo porque en realidad todo lo malo que sucede al rededor mío me hace un poco más feliz. Mi vida es cómoda porque se que hay alguien ahí haciendo el trabajo sucio por mi y en realidad, por más pena que sienta, no lo voy a cambiar.

La comodidad es una prisión, una prisión para todos, porque mientras se esté feliz y cómodo, nunca moveremos el culo del asiento para cambiar las cosas.

La vida se ha convertido en una constante búsqueda por alcanzar una vida cómoda, nos lo han vendido muy bonito, la comodidad, porque nadie a gusto, o temeroso a que la cosa empeore, se revelará jamás contra el sistema que lo mantiene.

Que se pudra la humanidad mientras yo tenga el control del termostato. Ese es el mensaje que usted y yo enviamos. Punto. No se engañe, usted es lo peor que le ha pasado a la humanidad. 

1 comentario:

  1. y a que hora hace ejercicio? no parece que sudara la gota, gorda

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