De días bobos nos hemos librado, de San Valentín, Halloween, y el del Sida, pero tenía que llegar el nuestro, las 24 horas dedicadas a nosotros, a todos los que representamos la sociedad patriarcal, el día del los que nacimos con gónadas, el lunes de los que, durante el hundimiento del barco, tenemos que quedarnos resolviendo las cosas: los hombres. Que vaina.
Lo que algunos suponían sería una especie de 'canto a tener pene' pasó sin mayores sobresaltos. Nada de pomposo tuvieron estas horas, no como ese agasajo que se hace quienes poseen trompas de falopio. El día del hombre pasa desapercibido, sin regalito ni festejo tarado, y eso es porque de a poco la figura del macho alfa se degrada, sucumbe y se convierte en una leyenda; en el mito de una voz de mando a la que en el hogar clásico, ese que su abuelita y la mía vivieron, se le temía.
Pero de eso no queda casi nada, lo que es bueno. Lo malo es que hoy en día ser hombre no tiene muchos beneficios del caso. Con las excusas de la igualdad de género, la figura masculina se queda sin curules, obligaciones y costumbres, que no está del todo mal.
A lo que yo me refiero es que en nuestros tiempos, el ser hombre representa desventajas: la entrada a casi todo lugar nos cuesta el doble, en los juzgados de la familia uno siempre será el ogro, y los vigilantes de tránsito nunca nos dejarán seguir con una advertencia, no como a las damiselas (y esto porque los buitres no son si no machistas hijueputas).
Ser hombre en estos tiempos es jodido porque vivimos una etapa de transición, una época en donde la figura de macho que nuestro padre nos inculcó con el ejemplo es la incorrecta, y el ejemplo al que se busca emular nace de una fantasía sexo-paterno-femenina que las guionistas de comedias románticas nos han inculcado en cada película que pueden. Uno intenta ser ese hombre que se describe en los filmes, eso mientras se intenta no ser una vergüenza para su padre. Porque acéptelo ¿a qué papá le parece chistosa la figura de When Harry met Sally o Juno?
Por eso es que celebrar a la figura masculina que usted y yo representamos, me parece absurdo. Elogiar a el ejemplo de John Wayne es estúpido pero tampoco le encuentro sentido a celebrar este esperpento de personas que a usted y a mi nos toca ser. San Valentín, Halooween y el día del Sida todos tiene motivaciones, algunas un poco más romáticas, tradicionales o cívicas, pero esta es solo una respuesta de un grupo de testículos reprimidos que sentían, en ese instinto de competencia, que si las mujeres tenían su día, nosotros también debíamos. Y no es así.
¿Dónde mierda quedó la equidad de género a la hora de cancelar para entrar a un lugar de diversión? o ¿acaso uno debe despojarse de todo instinto de supervivencia a penas un barco se hunde por el ero hecho de tener huevos? No me joda con sus felicitaciones.
No se a usted pero en el trabajo a mi me dieron una rosa
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