lunes, 14 de abril de 2014

Decir lo que da la gana

Si a usted le gusta el Moflólogo, usted es un troglodita sin gusto; un insípido consumidor de uno de los parloteos más asquerosos que jamás haya pisado las tablas del teatro. No puedo configurar como alguien puede encontrar graciosos algo tan malo.

Pero en general la gente no tiene gustos. Es más, hay gente que encuentra Friends gracioso, y acá ya hablamos de gente que tiene para pagar TVCable y se supone son gente que a su vez pueden pagar pensiones de colegios 'opulentos' como para recibir una 'buena educación'. Pero no es así. Y esto lo digo sabiendo que a mi mismo progenitor le gusta Friends. Pero también le gustan las películas de John Wayne, vaya usted a saber porqué.

Pero yo lo único que puedo hacer es criticarlo e intentar enseñarle porque ver películas que sirvieron de propaganda o la serie de un poco de neoyorquinos que están a una neurona de ser down. Jamás se me ocurriría cortarle el TVCable o dejar de ponerle las películas en el DVD, porque no sabe ponerlas. Y uno se pregunta ¿cómo es que una generación como las de nuestros padres, que sobrevivió a Alfaro Vive Carajo y un gobierno tan malo como el de Febres Cordero, puede pelear con algo tan básico como un reproductor de DVD's?

Pero mi papá no puede poner solo una película en el DVD por el mismo motivo por el que a mi mamá se le pierde el solitario en la computadora; por el que mi tía no sabe desbloquear una tablet y el mismo motivo por el que los niños ven mi recinto: a todos les faltó un poco de educación.

Nuestros padres no tienen la culpa de que de un día para otro la tecnología haya dado pasos agigantados y sus día de máquina de escribir hayan desaparecido, pero los padres de hoy si tienen la culpa de no educar a que sus hijos para que entiendan que ver 'Mi recinto' está mal.

No con esto me voy a curar de espanto de que soy la persona con el humor más sano del mundo porque a mi la patanada me encanta. Adoro los chistes de vómito y sexo, y las situaciones taradas de películas como Pineapple Express o Superbad, pero soy capaz de disfrutarlo porque soy capaz de diferenciar del celuloide a la realidad y de como hay situaciones que solo pueden existir en una pantalla grande o chica, y que solo son aceptables en esa misma plataforma.

Educación, nos falta educación, no censura. Hay que enseñarle a los niños porque ir a ver el Moflólogo es degradar a la mujer y la vida en pareja, porque mirar Mi Recinto es fomentar el sexismo y el abuso a la mujer; porque ver Jersey Shore (cuando estaba al aire) desfiguraba todas las relaciones humanas y daba el ejemplo más tarado de éxito. Pero hay que enseñar el porque de las cosas, no censurarlas.

Ahora se quiere sacar a estos programas del aire por se una 'repugnante representación del pueblo', esto según la demanda interpuesta en la Defensoría del Pueblo. Porque es más fácil extirpar la muela con carie y dejar un vacío a querer sanarla. Es más fácil decir 'estos programas son una mierda' a explicar y educar a los niños para que entiendan el porqué.

La gente debe de dejar de tratar de callar a la gente que dice lo que no les gusta oír porque 'los ofende'. El humor debe ofender, debe ser un llamado de atención a la razón, a la reflexión. No hay tema que la comedia no deba abordar, eso si, con la responsabilidad del caso, y aproximando a las audiencias, de forma lúdica, al entendimiento.

Censurar el Moflólogo porque ofende a un grupo en particular es absurdo. El contenido que promueve el Moflólogo es absurdo, pero no por eso se lo debe censurar. La población misma debería, por cuenta propia, dejar de ir a un espectáculo tan vacío, pero si se lo suspende por la fuerza, créame, yo pagaría por verlo solo para respetar mi derecho a decir lo que me da la gana. 

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