Casi siempre la escribo en presente, de lo que le acontece, de lo que no me gusta. Odio los demás tiempos del verbo porque me confunden. Yo soy bobo, bien bobo.
Lo que sé del idioma lo aprendí a medias en el colegio, y en realidad nunca la presté verdadera atención. Memoricé las tablas y conjugaciones en tres putas leguas. A ella la conjugué en cuatro idiomas y en ninguna de sus formas me resulta más penosa pronunciarla que en la actual.
Al verboe lo dominé en la calle, donde nada de eso importa, donde la palabra se usa para convencer a mil mujeres que uno es el indicado. Al menos por un par de días.
Yo la he pronunciado en distintos tiempos: en pasado imperfecto, en perfecto indicativo, presente perfecto; en presente perfecto del subjuntivo, todo hasta perderle el sentidolos prefijos que le han acompañado y adornado el nombre.
De todos los tiempos del verbo para hablar de ella, mi forma favorita es el condicional perfecto. Lo uso siempre en mi cabeza, lo repaso, le doy vueltas y lo utilizo en sus millones posibilidades de pronunciación.
Condicional perfecto: una situación donde el resultado hubiese sido perfecto, pero que está condicionado al hecho de que jamás será.
Me lo repaso en la cabeza mientras escribo, le encuentro la manera de que no suene tan feo, de que la gramática me haga el milagro de corregir la historia, pero no, todo se queda en ese tiempo, en esa frase que me gusta tanto.
Tu y yo habríamos sido una cosa perfecta.
Lo que sé del idioma lo aprendí a medias en el colegio, y en realidad nunca la presté verdadera atención. Memoricé las tablas y conjugaciones en tres putas leguas. A ella la conjugué en cuatro idiomas y en ninguna de sus formas me resulta más penosa pronunciarla que en la actual.
Al verboe lo dominé en la calle, donde nada de eso importa, donde la palabra se usa para convencer a mil mujeres que uno es el indicado. Al menos por un par de días.
Yo la he pronunciado en distintos tiempos: en pasado imperfecto, en perfecto indicativo, presente perfecto; en presente perfecto del subjuntivo, todo hasta perderle el sentidolos prefijos que le han acompañado y adornado el nombre.
De todos los tiempos del verbo para hablar de ella, mi forma favorita es el condicional perfecto. Lo uso siempre en mi cabeza, lo repaso, le doy vueltas y lo utilizo en sus millones posibilidades de pronunciación.
Condicional perfecto: una situación donde el resultado hubiese sido perfecto, pero que está condicionado al hecho de que jamás será.
Me lo repaso en la cabeza mientras escribo, le encuentro la manera de que no suene tan feo, de que la gramática me haga el milagro de corregir la historia, pero no, todo se queda en ese tiempo, en esa frase que me gusta tanto.
Tu y yo habríamos sido una cosa perfecta.
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