miércoles, 17 de julio de 2013

Eso que llaman amor

Dice un profesor que de vez en cuando el acostumbraba a nalguear a su esposa de forma sorpresiva, eso mientras la miraba y le vociferaba: 'como me encantan esas nalgas'. Cada vez que se refiere a ella lo hace en el tono más sublime, con una devoción que cualquier católico envidiaría.

Cosa para rara pero admirable un par de viejos que se encuentran en las arrugas el gusto. No sé, me gusta saber que una pareja se sigue teniendo hambre aún cuando ya van todos arrugados. Me gusta esa camaradería y risas que comparten. Es un contrato tácito, afianzado por uno legal y vulgar al que le llaman matrimonio. Que cagada eso de permanecer junto a alguien porque un papel lo demande. Una cagada completa.

Igual, el contrato que vale es el que ambos entienden y respetan en silencio, el tácito, la camaradería, porque el otro se rompe fácilmente. Si no lo cree, vaya y mire cuantos divorcios no más hay al año.

Si me asombra las personas que deciden casarse, más aún las que deciden separarse. Solo de saber cuanto papeleo y trámite hay que realizar, buscaría como arreglar ese matrimonio en declive.

Yo, en lo personal, creo que las parejas fracasan porque la gente basa su decisión de afianzar relaciones por el desempeño sexual de su contrario. Uno tiende a volverse loco por una mujer que domina las técnicas del coito al revés y al derecho, e imagino que las mujeres también se han de desquiciar por un tipo que las lleve al climax. Las relaciones, del lado masculino, fracasan porque andamos en búsqueda de una meretriz en la cama, olvidándonos que, luego del palo, no viene la calma. Después de la cópula viene una tormenta llamada mujer.

Porque así como los hombres tiene que aguantar a las mujeres, ellas también tienen que soportarnos, y no por el hecho de que la pareja sea buena amante, uno va a sostener una relación.

No creo en esa estupidez afianzada en las comedias románticas de personas dependientes unas de otras, sin motivo alguno, o por mero gusto y capricho, (porque vea bien estas películas, basan su 'devoción' en cualidad estúpidas); yo lo que creo es en la camaradería, en el complemento, en la pareja y en la comodidad. Cosa para bonita ver a una mujer apoyando a su pareja en cada cosa que se presente, y viceversa.

Sigo afianzado en la creencia que el amor no existe, lo que se desarrolla es cariño por la persona que uno se está comiendo. La pareja, esa entidad para rara, ese complemento de personas, se desarrolla después, en  la empatía y deleite de la persona en algo que va más allá del gusto (que es en lo que las relaciones adolescente se basan). Muy pocos casos encuentro de verdaderas parejas, muy pocas.

El otro día peleaba con una amiga porque jura estar enamorada del tipo de turno. Lo ama pero no sabe explicarme porque. Imagino que se la están comiendo bien, porque no disfruta de la compañía del hijueputa a menos que sea en posición vertical. Pero a eso ella le dice amor, y muchos otros más también lo llaman así.

No vaya usted a pensar que yo ando diciendo que el sexo está mal, ni se le ocurra pensar eso, que la mencionada actividad es lo único que nos mantienen cuerdos, pero, como dice mi escritor favorito: 'las relaciones se mantienen en pie con la dosis exacta de risas y sexo'.

Disfrutar de la pareja en cada uno de los planos de una relación es algo que yo al menos no estoy dispuesto a vivir, no tengo la paciencia. En realidad admiro a quién lo puede hacer porque eso en realidad, esa camaradería, es lo que lleva a alguien, digamos a un profesor, a recordar con picardía y nostalgia, esas nalgadas de cariño que le propinó a que fuera su compañera, y que aún 7 meses después de que a ella la venciera el cáncer, él pueda seguir referirse a ella con la devoción que cualquier quinceañero 'enamorado' envidiaría.

Eso si vale la pena. Creo. 

1 comentario:

  1. "Después de la cópula viene una tormenta llamada mujer." Arjona no lo podía haber dicho mejor. Pero ya en serio, pásele el corrector horrográfico antes de publicar. ;)

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