No quiero que te veas guapa, quiero que te veas bonita, con un cerquillo que te dibuje las mejillas y un vestido que se lo lleve el viento.
Yo quiero que me roces la parte baja de tus muslos en el vientre y que te muerdas el labio al sonrier, que me bailes bonito mientras te tocas el cuerpo y que me describas cosas obscenas en mi oído.
Te quiero indecisa, dudosa, parcialmente sumisa y posiblemente violenta; te quiero coqueta, jugando con mi hambre, toreandome las ganas de besarte, de galoparte y remecerte.
Quiero que me dejes con las ganas, que me digas que yo puedo pero que te marches sin decirme porqué.
Porque todo lo que viene de ti y me lo niegas tiene marcado un ritmo, un copáz indescriptible, una marca indeleble en la mitad de tus diminutos senos, un sello delicioso en esas pequeñas estrías que se dibujan sobre tus nalgas.
Me sé tu cuerpo de memoria; lo aprendí cual adolescente repasa una y otra vez eso que sabrá no podrá repetir muchas veces, victima de tus impulsos, y de tus ganas de dejarme quererte.
Yo quiero que me roces la parte baja de tus muslos en el vientre y que te muerdas el labio al sonrier, que me bailes bonito mientras te tocas el cuerpo y que me describas cosas obscenas en mi oído.
Te quiero indecisa, dudosa, parcialmente sumisa y posiblemente violenta; te quiero coqueta, jugando con mi hambre, toreandome las ganas de besarte, de galoparte y remecerte.
Quiero que me dejes con las ganas, que me digas que yo puedo pero que te marches sin decirme porqué.
Porque todo lo que viene de ti y me lo niegas tiene marcado un ritmo, un copáz indescriptible, una marca indeleble en la mitad de tus diminutos senos, un sello delicioso en esas pequeñas estrías que se dibujan sobre tus nalgas.
Me sé tu cuerpo de memoria; lo aprendí cual adolescente repasa una y otra vez eso que sabrá no podrá repetir muchas veces, victima de tus impulsos, y de tus ganas de dejarme quererte.
Bravo.
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