miércoles, 22 de enero de 2014

El culo más famoso de Instagram

Una modelo profesional gana en promedio tres veces de lo que un fotógrafo, que es el encargado de dirigirla e iluminarla para salir bien en las fotos. Quizás, asumo, el precio es un compensatorio por la corta vida laboral que se tiene en la profesión: mientras que el experto de las gráficas puede seguir trabajando hasta la vejez, el culo de las modelos se les cae pasado los 30. 

Porque, seamos sinceros: no existe fórmula más rápida para el éxito que tener un culo bonito, y no solo aplica para las modelos. No sé si esto ejerce también para modelos masculinos también, pero no me importa. En lo que a mujeres respecta, un buen par de nalgas pueden hacer que tengas trabajo por casi una década. 

A la mierda el estudio, la profesionalización y el esfuerzo intelectual, ganar miles de dólares (millones en EEUU) se trata de saber mover las nalgas. Mire a Jennifer López, por ejemplo: mulata sin talento, desabrida sin maquillaje pero con una retaguardia que bien podría sostener una tasa de café en posición horizontal. Millones por tener un culo bonito. Como ella cientos de hembras en EEUU. 

El caso más reciente es el de Jen Selter, neoyorquina de 20 años que vive de ir al gimnasio, ¿por qué? Porque firmó con una compañía de suplementos alimenticios y con otras más de fitness millonarios contratos, y todo gracias a subir fotos de su prominente nalga a Instagram. Los medios gringos la llamaron (trucido): 'El trasero más famoso del Internet'. 

Esta chica debe pasar horas en las elípticas, en las máquinas de correr, todo cual artesano que moldea la cerámica para formar la curva perfecta. O al menos la que es más fácil de morbosear. El culo más famoso de Instagram hizo fortuna sin tener que hacer el esfuerzo sobre-humano que una mujer de su edad debe hacer para conseguir el dinero que la ayude a pagar su universidad. 

¿Qué clase de prioridades puede forjar alguien si el esfuerzo no es remunerado? Una jornada laboral no se compara infinitamente a una jornada de ejercicios. Los deportistas y modelos profesionales pueden decirme que no, que no entiendo su sacrificio, pero son ellos los que no entienden lo que es vivir afuera de la burbuja: su trabajo es mantener el estatus quo del complejo de inferioridad del mundo mientras que el de un oficinista y proletario, es sostener a una puta empresa, un país y una familia, todo mientras se renuncia al cuerpo adónico del que ellos viven. 

No se puede vivir en un mundo en el que se paga millones a una mujer por ser la cara (o culo) de una marca tan solo por tener bien distribuida la grasa/músculo en la parte baja de la espalda. No se puede. Es más, me enferma quienes de verdad consideran esto un caso asombroso y no enfermizo. 

Pero por más asquerosa que sea la analogía, a mi por lo menos se me seguirá alegrando el día cada que veo un buen par de nalgas, pero nada más. Sí, bonito ver a una mujer realizar el milagro de no caerse para atrás con todo el peso que se lleva encima, pero de eso no pasa, nunca pensaría siquiera pagarle a una mujer por lo que carga en el gluteo. Eso es un insulto para todas las mujeres trabajdoras. 

No por esto voy a decir que me dejan de gustar las nalgas; de hecho me encantan. A mi, en realidad, me gustan todo tipo de nalgas: desde las chatas, pasando por las musculosas y terminando en las que tiene estrías. Incluso me encantaría hacer un ensayo fotográfico sobre 'las clases de culo del Ecuador'  y luego repetir las fotos con las mismas mujeres unos 30 años después, solo para ver como la gravedad le cagó la carrera a todas esas modelos que hoy cobran miles de dólares por exhibir el gluteos. Un hermoso experimento. Sé que Melvin Hoyos haría de todo para evitarlo. 

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