Ahora último me he vuelto más llorón que de costumbre. Me solían conmover las películas poderosas pero ahora me hacen un nudo en la garganta hasta los videos virales de internet. No los comerciales de motivación personal, esos que se jodan y su porquería paulochoelistica. El otro día tuve que ponerle pausa al video del 'Batkid' porque ya me iba a poner a llorar, y tuve que ponerme a ver algún video de idiotas golpeándose los huevos por andar en patineta, todo para que se me pase el sentimentalismo.
Yo creo que todo comenzó con 'Up', la película de Pixar de del 2009 que, creo, debe tener una de las más bonitas, genialmente contadas y tristes historias de amor que hay. Sus 8 minutos iniciales dejan devastado hasta al más cínico de los seres humanos. La primera vez que la vi fue en el cine, con mi hermano, y tuve que hacerme el idiota mientras 'me sonaba los mocos' para que no se de cuenta que se me habían salido las lágrimas.
Creo que el cinismo se me está acabando. Eso es malo. El mundo es un lugar horrible como para andar conmoviéndose por todo lo que sucede a tu al rededor. Uno debe seguir con su puerca vida en linea recta para no acabar queriéndose meter un tiro. Pero cada vez se me hace más difícil, y eso es porque también se me están acabando las excusas.
Aún me sigo riendo de los insultantes chistes de Ricky Gervais y me oriné de la risa con la broma de Sasha Baron Choen cuando 'mató' a la 'última niña que había actuado con chaplin', pero ya no puedo decir que no me parece bonita 'Issac's propusal', y esto a pesar de que firmemente creo que el matrimonio es, si no una estupidez, el más grande de los errores.
Creo que esto, como todas las cosas, es el fin del ciclo de alguno de mis comportamientos. Pero odio los finales, porque todos los finales son tristes. Me gusta poder hacer mofa de las cosas más cursis y emotivas del planeta, pero creo que eso ha sido más un escudo que cualquier mierda. Igual, no me faltará el chiste cada que vea a una situación conmovedora, y si no me cree, cuando me vea, pídame que le analice el inicio de 'Up'.
Difícil es cuando los chistes se te quedan a medio tallo porque, en realidad, el homenaje o el sujeto que lo realiza es alguien a quien consideras un espejo, y verlo en la más miserables de las posiciones, esa resignación ante la pérdida, es desagarrador.
Este post lo escribo porque hace poco vi la apertura en la que Bart, el hijo de Homero Simpson, le hacia una despedida a una de sus némesis, la señorita Krabappel (cuya actriz que prestaba la voz para este personaje falleció), en el pizarrón en el que durante más de 21 años, escribió sus castigos. Y uno siente que es el final de una gran historia.
Definitivamente me debo alejar de Twitter. Me TL me está poniendo hormonal.
Yo creo que todo comenzó con 'Up', la película de Pixar de del 2009 que, creo, debe tener una de las más bonitas, genialmente contadas y tristes historias de amor que hay. Sus 8 minutos iniciales dejan devastado hasta al más cínico de los seres humanos. La primera vez que la vi fue en el cine, con mi hermano, y tuve que hacerme el idiota mientras 'me sonaba los mocos' para que no se de cuenta que se me habían salido las lágrimas.
Creo que el cinismo se me está acabando. Eso es malo. El mundo es un lugar horrible como para andar conmoviéndose por todo lo que sucede a tu al rededor. Uno debe seguir con su puerca vida en linea recta para no acabar queriéndose meter un tiro. Pero cada vez se me hace más difícil, y eso es porque también se me están acabando las excusas.
Aún me sigo riendo de los insultantes chistes de Ricky Gervais y me oriné de la risa con la broma de Sasha Baron Choen cuando 'mató' a la 'última niña que había actuado con chaplin', pero ya no puedo decir que no me parece bonita 'Issac's propusal', y esto a pesar de que firmemente creo que el matrimonio es, si no una estupidez, el más grande de los errores.
Creo que esto, como todas las cosas, es el fin del ciclo de alguno de mis comportamientos. Pero odio los finales, porque todos los finales son tristes. Me gusta poder hacer mofa de las cosas más cursis y emotivas del planeta, pero creo que eso ha sido más un escudo que cualquier mierda. Igual, no me faltará el chiste cada que vea a una situación conmovedora, y si no me cree, cuando me vea, pídame que le analice el inicio de 'Up'.
Difícil es cuando los chistes se te quedan a medio tallo porque, en realidad, el homenaje o el sujeto que lo realiza es alguien a quien consideras un espejo, y verlo en la más miserables de las posiciones, esa resignación ante la pérdida, es desagarrador.
Este post lo escribo porque hace poco vi la apertura en la que Bart, el hijo de Homero Simpson, le hacia una despedida a una de sus némesis, la señorita Krabappel (cuya actriz que prestaba la voz para este personaje falleció), en el pizarrón en el que durante más de 21 años, escribió sus castigos. Y uno siente que es el final de una gran historia.
Definitivamente me debo alejar de Twitter. Me TL me está poniendo hormonal.
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