Tradicionalmente digo que soy del Barcelona SC porque mi abuelo fue arquero de ese equipo, pero la verdad es que la pasión por el fútbol me es indiferente.
Sí, me fascina los conflictos, reacciones y demás acciones que se pueden generar por el fanatismo al rededor de una camiseta, pero no me interesa ser parte activa del mismo. Ni siquiera por la camiseta nacional, aunque ha engendrado algunas buenas excusas para salir a beber.
Digo que respeto la tradición familiar de ser el 'ídolo del astillero' porque uno como persona tiene la obligación de siempre pertenecer a un bando. No tanto sentirse identificado con el mismo, sino poder decir que las acciones de uno tienen justificación en la medida que haya un grupo (pequeño o masivo) de personas, respaldando lo que se dice o hace.
Los católicos (y demás sectas) afirman que Jesús es el salvador de la humanidad cuando en realidad, según la tradición y leyenda, el señor lo que quería hacer era sacrificarse para salvar a los judíos, que de paso reniegan del hecho de que él haya sido su mesías. Hay todo un conglomerado global de personas que están seguras de que 'Sweet Baby Jesus' es el salvador y por ese mismo hecho de sentirse apoyado en su 'verdad', la predican. Y en la historia lo han predicado hasta la muerte.
Y es que es mucho más fácil sentirse identificado con algo que entender que uno está completamente solo en el mundo. Lo vemos a diario: 'la gente brillante tiende a tener problemas para dormir', y no falta el hijo de puta que dice: 'me pasa exactamente lo mismo'. La diferencia es que Tomas Alba Edison tenía problemas para dormir porque no podía dejar de atormentarse hasta encontrar un filamento incandescente para lograr crear el foco; tu lo que haces es desvelarte viendo South Park.
Los ejemplos son infinitos, creo: 'las personas más inteligentes tienden a tener el escritorio desordenado', y no faltará el empleado de oficina que se enorgullece de tener un escritorio con más pilas de papeles que el de Einstein. La diferencia es que el segundo trabajó para descubrir los indicios de la realidad y escribió la teoría de la relatividad. El primero solo tiene pereza de guardar y ordenar.
El punto es que las personas justifican toda su mierda escudados en que pertenecen a un 'gran grupo de personas' que validan su estilo de vida. Se sienten identificados con cada mierda que leen y con eso sienten respaldados.
No falta el conglomerado de mamertos que aseguran que un plan político es el correcto porque hay mucha gente respaldándolo; tampoco faltará quienes aseguren que la homosexualidad es una aberración de la naturaleza solo porque habemos más heterosexuales y 'eso es lo correcto'. Así de bobos somos como especie.
El ejemplo más claro de ignorancia creo que se encuentra en el fútbol: millones de personas son capaces de ponerse la camiseta de un equipo, tan solo por una tradición familiar, sin mayor fundamento que el de 'te toca ser de X equipo porque así lo hemos sido todos en la familia', y hay quienes crecen con la convicción de que a esa camiseta hay que defenderla hasta los puños, y todo sin una maldita razón convincente.
'Barcelona me ha regalado alegrías', bueno esa gratificación que sienten las personas por los logros ajenos, en este caso de 11 personas en una cancha, sigue siendo un milagro de la sicología y el marketing. Pero no, tu no has hecho nada para que el equipo gane y la alegría que sientes te ha sido infundada por la marca de cerveza que patrocina al equipo para que celebres consumiendo su producto. Tu alegría no es más que un producto bien vendido. Y no importa cuanto creas que esa alegría es real, los católicos creen que Dios existe y tampoco hay un argumento lógico que les haga entender lo contrario.
Así que pare de encontrarse a su mismo en cada estadística que lee. Usted no es especial, usted es usted, sólo en este mundo, no es más inteligente porque tiene toda su mierda desordenada y ni más brillante porque tiene insomnio. Vaya y viva su vida, la suya, entendiendo que usted no es la tradición que su abuelo le heredó, sino una persona que, lo más probable, se vaya derechito a la tumba sin hacer más nada por el mundo. Y eso disfrútelo.
Sí, me fascina los conflictos, reacciones y demás acciones que se pueden generar por el fanatismo al rededor de una camiseta, pero no me interesa ser parte activa del mismo. Ni siquiera por la camiseta nacional, aunque ha engendrado algunas buenas excusas para salir a beber.
Digo que respeto la tradición familiar de ser el 'ídolo del astillero' porque uno como persona tiene la obligación de siempre pertenecer a un bando. No tanto sentirse identificado con el mismo, sino poder decir que las acciones de uno tienen justificación en la medida que haya un grupo (pequeño o masivo) de personas, respaldando lo que se dice o hace.
Los católicos (y demás sectas) afirman que Jesús es el salvador de la humanidad cuando en realidad, según la tradición y leyenda, el señor lo que quería hacer era sacrificarse para salvar a los judíos, que de paso reniegan del hecho de que él haya sido su mesías. Hay todo un conglomerado global de personas que están seguras de que 'Sweet Baby Jesus' es el salvador y por ese mismo hecho de sentirse apoyado en su 'verdad', la predican. Y en la historia lo han predicado hasta la muerte.
Y es que es mucho más fácil sentirse identificado con algo que entender que uno está completamente solo en el mundo. Lo vemos a diario: 'la gente brillante tiende a tener problemas para dormir', y no falta el hijo de puta que dice: 'me pasa exactamente lo mismo'. La diferencia es que Tomas Alba Edison tenía problemas para dormir porque no podía dejar de atormentarse hasta encontrar un filamento incandescente para lograr crear el foco; tu lo que haces es desvelarte viendo South Park.
Los ejemplos son infinitos, creo: 'las personas más inteligentes tienden a tener el escritorio desordenado', y no faltará el empleado de oficina que se enorgullece de tener un escritorio con más pilas de papeles que el de Einstein. La diferencia es que el segundo trabajó para descubrir los indicios de la realidad y escribió la teoría de la relatividad. El primero solo tiene pereza de guardar y ordenar.
El punto es que las personas justifican toda su mierda escudados en que pertenecen a un 'gran grupo de personas' que validan su estilo de vida. Se sienten identificados con cada mierda que leen y con eso sienten respaldados.
No falta el conglomerado de mamertos que aseguran que un plan político es el correcto porque hay mucha gente respaldándolo; tampoco faltará quienes aseguren que la homosexualidad es una aberración de la naturaleza solo porque habemos más heterosexuales y 'eso es lo correcto'. Así de bobos somos como especie.
El ejemplo más claro de ignorancia creo que se encuentra en el fútbol: millones de personas son capaces de ponerse la camiseta de un equipo, tan solo por una tradición familiar, sin mayor fundamento que el de 'te toca ser de X equipo porque así lo hemos sido todos en la familia', y hay quienes crecen con la convicción de que a esa camiseta hay que defenderla hasta los puños, y todo sin una maldita razón convincente.
'Barcelona me ha regalado alegrías', bueno esa gratificación que sienten las personas por los logros ajenos, en este caso de 11 personas en una cancha, sigue siendo un milagro de la sicología y el marketing. Pero no, tu no has hecho nada para que el equipo gane y la alegría que sientes te ha sido infundada por la marca de cerveza que patrocina al equipo para que celebres consumiendo su producto. Tu alegría no es más que un producto bien vendido. Y no importa cuanto creas que esa alegría es real, los católicos creen que Dios existe y tampoco hay un argumento lógico que les haga entender lo contrario.
Así que pare de encontrarse a su mismo en cada estadística que lee. Usted no es especial, usted es usted, sólo en este mundo, no es más inteligente porque tiene toda su mierda desordenada y ni más brillante porque tiene insomnio. Vaya y viva su vida, la suya, entendiendo que usted no es la tradición que su abuelo le heredó, sino una persona que, lo más probable, se vaya derechito a la tumba sin hacer más nada por el mundo. Y eso disfrútelo.
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