Culear, pegar un palo y/o fornicar; dígale como le diga, siempre y cuando no tenga un fin reproductivo es lo más antinatural del mundo.
Con esto pareciera que yo le estoy dando la razón a la Revolución Ciudadana y su Estrategia Nacional Interseccional de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo Adolescente (Enipla), y no, jamás podría yo darle la razón a un programa con un nombre tan feo, y menos a algo que reniegue de una de las actividades más bonitas que podemos experimentar los seres humanos, como lo es el sexo. Puro e interesado sexo, sin fin mayor al más egoísta placer.
Pero es que tenemos que entender a 'nuestro enemigo' para poder renegar del mismo, o argumentarle cosas en contra. Sí, la copulación existe para que la raza procree, por ende, cada 'palo' que se pegue sin el fin de engendrar un hijo, es una actividad 'contra natura'. El sexo se trataba (ojo con el tiempo del verbo), de ver en la mujer un recipiente para engendrar niño. ¿Cómo puede uno si quiera pensar que asegurar el futuro de la raza podía ser algo divertido?
Claro, cuando la medicina no había avanzado lo suficiente, cuando no entendíamos por completo el funcionamiento de cuerpo de la mujer y sus ciclos, cuando parir era una lotería en la que la embarazada no sabía si iba a salir viva, entonces los argumentos conservadores tienen toda la lógica del mundo. Es decir, tener miedo de una actividad como el sexo está justificado en los estándares de los años 40, pero ya de eso hay 70 años.
Desde los partos fatalistas hasta ahora, Alfred Kinsey publicó toda una enciclopedia sobre el sexo e incluso se han inventado anticonceptivos para hombres. Entonces, ¿por qué, si ya es seguro, nos debe dar tanta pena decir que disfrutamos del sexo?
La respuesta es sencilla: porque en Ecuador se sigue teniendo sexo como si fuera 1940.
Los padres no quieren hablar de sexo con sus hijos porque van a iglesias en donde los instruyen como si fuera la inquisición, los niños crecen avergonzados de hablar de una actividad que no entienden, ni nadie les quiere explicar, y después, como es 'lógico', empiezan a experimentar con sus cuerpos, que no conocen, y terminan encontrando el placer, y una vez que se encuentra eso no hay marcha atrás. Se viven divirtiendo y el cuando se lanza la bomba atómica del embarazo juvenil.
Con una maquinaria gubernamental que ve en la abstinencia una opción viable para evitar embarazos, eso en un mundo de hiper estímulos como el nuestro, no se puede esperar una verdadera solución, mucho menos cuando la encargada del Enipla, Mónica Hernandez, cree que 'educar en valores' a los adolescentes y niños, es una solución viable. ¿Valores? ¿Dejar de culear es un 'valor'? No me joda.
A los niños hay que guiarlos, y más que eso, mostrarle las consecuencias de sus actos. Y eso más allá de ser un tema de educación en colegios, es un tema de educación en el hogar, porque de nada sirve que en el plantel se trate de decirle a los niños que deben ser responsables de sus cuerpo si en la casa los padres les hacen tener vergüenza de su sexualidad.
Recuerdo que a mí, mi veterano, a los 12 años, viendo un anuncio sobre padres que apoyan a sus hijos durante embarazos no planeados, me dijo: 'Ni creas que eso aplica acá. Metes la mata y te vas de la casa'. Creo que no hubo remedio más efectivo para creciente curiosidad sexual que esa frase. De ahí en adelante, la idea del condón y las seguridades que brinda no abandonó mi cabeza. Y con la indagación en el condón empecé a descubrir que existían los anticonceptivos, las T de Cobre, las pastillas del día después, y, en el más extremo de los casos, el coitus interuptus.
Muchos dirán que mi viejos es un insensible que arraigó miedo en mi, creándome un trauma. Pero no es así. Yo estoy seguro de que hizo lo correcto: me dio la venia a hacer lo que yo quisiera, pero que tenía que vivir con las consecuencias de mis acciones. Quizás él no lo vio así, quizás ni siquiera lo pensó o planeó así, pero funcionó. La posibilidad de que una actividad tan rica como el sexo pueda tener una consecuencia tan abrumadora como el embarazo jamás abandonó mi cabeza, y me hizo responsable de mis actos. E invicto, sin hijos, escribo esto.
Por eso, el objetivo no es abstenerse tener sexo, es hacerlo de forma segura, viviendo todo lo bueno de nuestra sexualidad. Sí, tener sexo para no procrear es una actividad 'contra natura', pero también lo son los zapatos, la ropa e incluso los vehículos. Y todos estos elementos nos hace vivir en sociedad, 'civilizadamente', no somos primates que vivimos para procrear, somos seres humanos que hemos desarrollado actividades que nos llenan de placer, el motociclismo, el paracaidismo, el sexo. Y, siempre habrá la posibilidad de que te estrelles andando en bicicleta, o te hagas puré porque no se te abra el paracaídas en un salto libre y que dejes embarazada a alguien si tienes sexo, pero todo eso si no tomas todas las precauciones del caso.
Usted no se abstenga, vaya y disfrute de su cuerpo. No se avergüence, cuídese, sí, y goce de todo lo que es capaz de hacer en la cama, en baño, el carro, la ducha, (etc) y váyase 'contra natura', y de una vez, contra el gobierno. ¿Qué mejor que llevarle la contra al gobierno pegando un palo?
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