martes, 7 de octubre de 2014

El fin de las guapas

Dicen que no hay nada más feo que la guerra, pero si no hubiese sido por el conflitco global de 1914, no habría cirugías plásticas (tal y como hoy las conocemos). Y bueno, a las mujeres les encanta la cirugía, y se retocan el rostro, para lucir más bonitas.

Hay que ser sinceros: sí, la mayoría quedan más lindas o buenas después de que el bisturí les rasga el cuerpo, pero eso es sólo porque estamos obsesionados con una sola forma de belleza: tetas y nalgas; narices repingadas y cabello kilométrico; Kate Upton y la Meg Ryan de los 80. Pero, ¿es esa la clase de mujeres que de verdad queremos?

David Foster Wallace decía: 'la publicidad se basa en el concepto de crear una ansiedad que sólo puede ser saciada con la obtención de algo'.

Si por un lado tengo a Sport Ilustrated poniendome las tetas de la Upton todo el día en la cara, y por el otro lado tengo a Levi's atiborrándome la vista con nalgonas por el otro lado, es lógico que mi única necesidad a saciarse sea la de poseer una mujer así. Y eso, de hecho, no es verdad.

Ahora, si uno como hombre siente la presión de tener una mujer así, ¿cómo se siente la mujer a la que todos los días el medio les dice que no es bonita? Que cosa de miedo.

Es por eso que el concepto de belleza está tan perdido: por esa necesidad de la mujer de caber en un jean, de llenar una blusa, de lucir tal y como el producto que le dicen todo el puto día que debe ser. Y es entonces cuando meten su cuerpo al molde, cuando le permiten al bisturí imponerse sobre su naturaleza, sobre ese culito bonito y no voluminoso, o escabullirse por debajo de la grasa de su busto y crear montañas de silicona, todo por lucir tal y como el estandar de belleza dictamina.

Así es como hemos llegado al fin de las guapas. Ya las mujeres no son sino una producto más de la publicidad, fabricadas a punta de bisturí, kilos de maquillaje y medidas estandar. Ya esa cosa bonita de la hembra que resaltaba por ser un individuo no existe y en su lugar lo que ha quedado es producto que los hombres debemos consumir y las mujeres deben obtener. Horrible.

No por esto venga a decirme que estoy en contra de la cirugía plástica porque también tiene sus beneficios, pero todos terapéuticos.

No creo en el estandar de belleza y a diario peleo para recordármelo, porque sé que a penas me descuido, habrá un comercial que lo ponga de nuevo en el mate. Me recuerdo que lo importante es estar lo más sano posible, y en este caso cada cuerpo tiene su forma. Hay mujeres a las que la salud las llevará a tener un cuerpo voluminoso, y está bien, así como el mismo hecho de estar en forma, llevará a hombres a una forma de Atlas. Y eso está bien.

Mientras escribo busco referencias sobre los diferentes tipos de cuerpos, para mostrar que lo que hablo tiene su base científica y, en el transcurso del googleo, me aparecen promociones para liposucciones, descuentos en pastillas para bajar de peso y, como era de esperarse, las tetas de Kate Upton. Ahí todo este discurse se me va la mierda, y solo pienso en que yo se las quiero tocar.

Pero bueno, ya se me ha de pasar la ansiedad. 

1 comentario:

  1. "En el mundo actual, se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para mujeres, que en la cura del Alzheimer. De aquí a algunos años, tendremos mujeres de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para que sirven".

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