Me atrevo a decir que lo chinos salvaron al mundo. Sin la esclavitud asiática, ¿cómo compraríamos televisores de menos de 1000 dólares? Nuestro estilo de vida se sostiene sobre la miseria de las masas.
Escribo este post desde una Mac que de seguro fue construida con el sudor de trabajadores asiáticos mal remunerados, suicidas en potencia, resentidos con la vida pero con un compromiso laboral insostenible en los estándares occidentales. Yo no quiero pagar mucho por una computadora porque me criaron mal, tratando de siempre sacar más provecho por nada de esfuerzo.
Uno le regatea a los paisanos de las tiendas por precios menores: 'que la cebolla está muy cara', pero lo decimos porque nosotros no nos agachamos a recoger miles de tubérculos a cambio de centavos. A nosotros la míseria ajena nos es indiferente con tal de suplir nuestro caprichos.
Entonces: ¿por qué carajo pido que respeten mi trabajo si yo no lo hago con el ajeno? Hoy me citaron en un colegio porque querían cambiar de proveedores de servicios fotográficos para la graduación de lo bachilleres, pero si estrellaron contra el piso cuando les dije la tarifa. Acostumbrados a pagar un quinto de lo que ya les cobraban, ellos recibían un trabajo de mierda y quería uno mejor sin tener que pagar más por el mismo. En conversación quedó el asunto porque, por política profesional, yo no regateo.
Estamos tan acostumbrados a pedir siempre más por menos; hemos perdido por completo el valor del trabajo, de lo que significa esforzarse porque, como les digo, vivimos en un mundo sostenido sobre la miseria de los demás, escudados sobre la idea de que: 'yo me merezco lo mejor'. Pues déjeme decirle que usted no se merece un culo.
Usted no paga lo que debe por las cosas que recibe: mientras que un agricultor del café gana en Italia 800 dólares la hora de trabajo, acá es o no hacen ni rompiéndose la espalada tres meses seguidos, pero jamás podrá pagar eso porque usted no está dispuesto a pagar 14 dólares por una tasa de expreso, y no lo quiere pagar porque es un hijo de puta.
Uno se la pasa la vida reclamando porque reconozcan su trabajo y no es capaz de reconocer el de otros, todo porque 'usted merece lo mejor'. No, deje de regatear, si le cobran caro por algo es porque es vale el maldito trabajo. Punto. No le de más vueltas al asunto, y si no, siempre encontrará a un imbécil que trabaje por la tarifa que ofrece, pero a cambio recibe un trabajo de mierda, como esas tablets chinas de menos de 80 dólares. Ojalá le explote el aparato en las manos, cabrón.
Tan acostumbrados a recibir todo a bajo precio que nos la pasamos buscando como hacer que nos den todo lo que nos gusta, gratis. Por eso nos encanta Cuevana: ver lo último del cine sin tener que pagar nada, olvidando que para poder tener ese espectáculo fílmico, hubo que pagarle a miles de personas para que se esfuercen en dar el producto final. Si usted no paga, no habrá como hacer más de las películas que le gusta ver. ¿Paradójico, no?
Usted ve todo lo que le gusta de forma gratuita, como el porno. Desde que está el internet se considera un imbécil al que tiene que pagar por ver porno: existe Youporn, Xvideos, Fuq y miles de sitios más que nos ponen en una palestra a todas las acróbatas horizontales que deseamos ver, pero nunca pagar por el vouyerismo. Y en este hábito las chinas (asiáticas) también son las que han salvado al mundo.
Pero la justicia es casi poética: usted ve porno porque necesita tener material para masturbarse, y si se masturba es que no tiene sexo, y no tiene sexo, lo más probable, es por se un hijo de puta tacaño que no quiere invertir en darle comodidades a una mujer decente que, además de cariño, les de placer.
Escribo este post desde una Mac que de seguro fue construida con el sudor de trabajadores asiáticos mal remunerados, suicidas en potencia, resentidos con la vida pero con un compromiso laboral insostenible en los estándares occidentales. Yo no quiero pagar mucho por una computadora porque me criaron mal, tratando de siempre sacar más provecho por nada de esfuerzo.
Uno le regatea a los paisanos de las tiendas por precios menores: 'que la cebolla está muy cara', pero lo decimos porque nosotros no nos agachamos a recoger miles de tubérculos a cambio de centavos. A nosotros la míseria ajena nos es indiferente con tal de suplir nuestro caprichos.
Entonces: ¿por qué carajo pido que respeten mi trabajo si yo no lo hago con el ajeno? Hoy me citaron en un colegio porque querían cambiar de proveedores de servicios fotográficos para la graduación de lo bachilleres, pero si estrellaron contra el piso cuando les dije la tarifa. Acostumbrados a pagar un quinto de lo que ya les cobraban, ellos recibían un trabajo de mierda y quería uno mejor sin tener que pagar más por el mismo. En conversación quedó el asunto porque, por política profesional, yo no regateo.
Estamos tan acostumbrados a pedir siempre más por menos; hemos perdido por completo el valor del trabajo, de lo que significa esforzarse porque, como les digo, vivimos en un mundo sostenido sobre la miseria de los demás, escudados sobre la idea de que: 'yo me merezco lo mejor'. Pues déjeme decirle que usted no se merece un culo.
Usted no paga lo que debe por las cosas que recibe: mientras que un agricultor del café gana en Italia 800 dólares la hora de trabajo, acá es o no hacen ni rompiéndose la espalada tres meses seguidos, pero jamás podrá pagar eso porque usted no está dispuesto a pagar 14 dólares por una tasa de expreso, y no lo quiere pagar porque es un hijo de puta.
Uno se la pasa la vida reclamando porque reconozcan su trabajo y no es capaz de reconocer el de otros, todo porque 'usted merece lo mejor'. No, deje de regatear, si le cobran caro por algo es porque es vale el maldito trabajo. Punto. No le de más vueltas al asunto, y si no, siempre encontrará a un imbécil que trabaje por la tarifa que ofrece, pero a cambio recibe un trabajo de mierda, como esas tablets chinas de menos de 80 dólares. Ojalá le explote el aparato en las manos, cabrón.
Tan acostumbrados a recibir todo a bajo precio que nos la pasamos buscando como hacer que nos den todo lo que nos gusta, gratis. Por eso nos encanta Cuevana: ver lo último del cine sin tener que pagar nada, olvidando que para poder tener ese espectáculo fílmico, hubo que pagarle a miles de personas para que se esfuercen en dar el producto final. Si usted no paga, no habrá como hacer más de las películas que le gusta ver. ¿Paradójico, no?
Usted ve todo lo que le gusta de forma gratuita, como el porno. Desde que está el internet se considera un imbécil al que tiene que pagar por ver porno: existe Youporn, Xvideos, Fuq y miles de sitios más que nos ponen en una palestra a todas las acróbatas horizontales que deseamos ver, pero nunca pagar por el vouyerismo. Y en este hábito las chinas (asiáticas) también son las que han salvado al mundo.
Pero la justicia es casi poética: usted ve porno porque necesita tener material para masturbarse, y si se masturba es que no tiene sexo, y no tiene sexo, lo más probable, es por se un hijo de puta tacaño que no quiere invertir en darle comodidades a una mujer decente que, además de cariño, les de placer.
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